Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA │

26 al 30 de octubre de 2015 tendrá lugar el II Congreso Continental de Teología en Belo Horizonte, Brasil, que convocará a teólogos y teólogas para reflexionar y discernir desde la Palabra de Dios «la presencia del Espíritu Santo al interior de las prácticas de solidaridad con los excluidos, como raíz de una nueva manera de ser comunidad cristiana y de la necesaria reforma que la Iglesia está desafiada a realizar hoy».

«La teología en América Latina se concibe a sí misma como inteligencia crítica de la experiencia de fe de las comunidades eclesiales y de su misión, insertas en un mundo globalizado y excluyente. Se siente llamada a ser una instancia en la cual se retroalimenten estas comunidades, acompañándolas a asumir los retos y las interpelaciones de las sociedades que transitan por profundos conflictos y transformaciones», señalan los organizadores.

A propósito de este encuentro, conversamos con Socorro Martínez Maqueo,  religiosa mexicana del sagrado corazón; ella ha estado comprometida la mayor parte de su vida con las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) y forma parte de la articulación continental de las CEBs, además de ser la coordinadora de Amerindia Continental.

¿Cuáles son los objetivos del II Congreso Continental de Teología?

 Nos hemos propuesto un objetivo general y algunos específicos. Nuestra prioridad es reunir a teólogos/as del Continente para discernir desde la Palabra de Dios la presencia del Espíritu Santo al interior de las prácticas de solidaridad con los excluidos, como raíz de una nueva manera de ser comunidad cristiana y de  la necesaria reforma que la Iglesia está desafiada a realizar hoy.

También nos hemos trazado algunos objetivos específicos: (1) Recoger algunas  prácticas sociales y pastorales especialmente significativas en orden a desentrañar  las interpelaciones del Espíritu que nos llegan desde la realidad y las luchas de los sujetos invisibilizados y excluidos. (2) Profundizar  la original concepción bíblica de la acción del Espíritu en la historia y en la comunidad cristiana. (3) Identificar dónde y cómo se gesta,  alimenta  y  articula el ‘hacernos cristianos en comunidad’ ante los desafíos de un mundo cambiante, plural y conflictivo. Y finalmente, acogiendo el desafío de participar en el actual proceso de reforma eclesial, (4) elaborar propuestas dirigidas a que las estructuras de las iglesias locales puedan reconocer y animar cada vez más intensamente el testimonio evangélico, la opción por los pobres, el permanente discernimiento en el Espíritu y el servicio recíproco en las comunidades cristianas.

¿Para quiénes ha sido pensado y organizado este Congreso?

Consideramos que es un Congreso abierto a todas aquellas personas que resuenan con la teología de la liberación: teólogos/as, agentes de pastoral, obispos, comunicadores/as, educadores, cientistas sociales, religiosos/as, laicos/as comprometidos con la Iglesia y con los movimientos sociales.

¿Cómo ha sido la preparación del Congreso?

Diseñar un Congreso implica mucho trabajo porque abarca múltiples aspectos. Implica una labor de equipo constante, revisión permanente, consultas, discernir el paso de Dios en nuestra historia, además de los aspectos de infraestructura. Todo esto lo llevamos a cabo en equipo, en comunicación constante por skype y con algunas reuniones presenciales.  Además en comunicación con los grupos nacionales que han venido llevando a cabo Jornadas Teológicas en vista al Congreso, además del Simposio del Cono Sur sobre la Reforma de la Iglesia, que realizamos a finales del año pasado.

 

 

 

Por favor, síguenos y comparte: