Ante el dramático fenómeno de las migraciones forzadas en la actualidad – casi 60 millones de refugiados, según la ONU – prosiguiendo su encuentro, el Papa exhortó a perseverar en la misión, querida por el Padre Arrupe, para el Servicio Jesuita a los Refugiados y a seguir ofreciéndoles «esperanza y futuro», impulsando también el servicio a la educación, con la campaña Misericordia en Movimiento, para los niños, niñas y jóvenes obligados a huir de los conflictos, los desastres humanitarios o las violaciones de los derechos humanos.
Al recibir a los miembros de la organización católica internacional, que trabaja en más de 45 países, fundada hace 35 años por el Padre Pedro Arrupe, cuando era Superior General de la Compañía de Jesús, el Papa puso de relieve la importante obra que realizan, siguiendo el ideal de su fundador, de «salir al encuentro de las necesidades humanas y espirituales de los refugiados, no solo de sus necesidades inmediatas de alimento y asilo, sino también de la exigencia de ver respetada su dignidad humana herida y de ser escuchados y confortados».
Tras recordar que el Padre Arrupe, que había experimentado la explosión de la bomba atómicaen Hiroshima, fundó el JRS ante el trágico éxodo de los prófugos sud vietnamitas en los boats people, reconociendo en tanto dolor «un desafío que los jesuitas no podían ignorar, si querían permanecer fieles a su vocación», el Papa destacó la dramática actualidad de las migraciones forzadas, con multitudes de prófugos que huyen de diversos países de Oriente Medio, África y Asia.
Reiterando el anhelo del Padre Arrupe de acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados, puntos fundamentales de la misión del JRS, el Obispo de Roma alentó asimismo el importante servicio de la educación, que se proponen impulsar durante el Jubileo de la Misericordia:
«La instrucción ofrece a los pequeños refugiados un camino para descubrir su auténtica vocación, desarrollando sus potencialidades. Sin embargo, demasiados niños y jóvenes refugiados no reciben una educación de calidad. El acceso a la educación es limitado, especialmente para las chicas y para la escuela secundaria. Por esto, durante el próximo Jubileo de la Misericordia, ustedes se han fijado el objetivo de ayudar a ir a la escuela a otros cien mil refugiados. Su iniciativa de “Educación Global”, con el lema “Pongamos en movimiento la Misericordia”, los colocará en condición de alcanzar a muchos otros estudiantes, que tienen urgente necesidad de una educación que los proteja de los peligros. Por esto estoy reconocido al grupo de defensores y bienhechores y al grupo internacional de desarrollo del Servicio Jesuita a Refugiados, que hoy se han unido a nosotros. Gracias a su energía y a su apoyo, la misericordia del Señor llegará en los próximos años a muchos niños y familias