El pasado 4 de noviembre la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de México aprobó el uso recreativo de la marihuana, en un fallo que, sin embargo, sólo beneficia a cuatro personas que promovieron un amparo contra la prohibición legal para sembrar y consumir su propia marihuana.

Pero el camino a la legalización en todo el camino parece abierto: para que la sentencia de la Corte se extienda a todo el territorio nacional es necesario que los ministros emitan el mismo veredicto en otros cuatro casos, en condiciones prácticamente iguales a las de ahora.

El presidente Enrique Peña Nieto había expresado su oposición a una legalización de los estupefacientes en un país adonde la guerra contra el narcotráfico y pugnas entre cárteles de la droga han dejado decenas de miles de muertos y desaparecidos en nueve años; sin embargo, ordenó que se abriera un debate nacional sobre el tema: “En lo personal, siempre dije y lo sostengo, que para mí no sería deseable, ni estoy en favor de una eventual legalización en el consumo de la marihuana. Pero esta posición tampoco riñe con la convicción que tengo para abrir un debate”.

Esta semana el  secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que el debate para evaluar la posible legalización de la mariguana podría realizarse en tres etapas: en la primera participarían especialistas y organizaciones de la sociedad civil, en la segunda, se hablará sobre “si ayuda a resolver temas de salud, si no genera violencia, si aporta a soluciones”, y en la tercera se espera un debate legislativo informado.

Postura de la Iglesia

En días pasados, luego de conocer la resolución de la SCJN, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) señaló que se encuentra preocupada por una posible legalización de la mariguana en México, ya que esta medida podría abrir la puerta a riesgos importantes, como la salud de los niños y adolescentes, así como el interés de grupos criminales que quieran acaparar el tema.

“La postura del Episcopado es que al mismo tiempo que se abre una puerta para la democracia, preocupa que no seamos conscientes que se abra una puerta para muchos riesgos que hay que considerar, que hay que analizar muy cuidadosamente antes de legalizarla, me refiero al renglón de la salud, el riesgo que se pone a los niños adolescentes y jóvenes, al tema de la violencia o el interés de grupos por acaparar este tema”, señaló el Cardenal Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la CEM.

El Cardenal Robles indicó que en el fondo del debate está “el quinto mandamiento de la ley de Dios, que dice: ‘no matarás’. Nos preocupa la salud de los mexicanos, que legalizarla signifique un crecimiento en el consumo o después abrir la puerta para otras drogas, y siempre el riesgo de la salud de los mexicanos».

En tanto el arzobispo de Acapulco, monseñor Carlos Grafias Merlos, subrayó  que se debe tener información suficiente y argumentos sobre el daño que pudiera causar la legalización, antes de participar en una mesa de debate: “Está abierto el debate, como Iglesia estamos expresando nuestro parecer. Fundamentalmente para nosotros el tema es el riesgo, el daño a la salud, yo creo que es un sentir de los obispos y es bastante claro el riesgo a la salud”.

A su vez, monseñor Gustavo Rodríguez Vega, recientemente nombrado arzobispo de Yucatán, señaló que “no podemos decir es pecado aquello, es pecado esto, porque de fondo está también la conciencia de cada quien”,  pero, abundó, “el deber de cuidar la salud es algo que cada uno lo debe tener para sí mismo y también como preocupación para el prójimo”.

Por favor, síguenos y comparte: