Por Felipe ARIZMENDI ESQUIVEL |

Es muy probable que el Papa Francisco visite San Cristóbal de Las Casas, en la primera quincena de febrero, para celebrar una misa multitudinaria con todas las personas que quieran participar, con una invitación especial para los pueblos indígenas no sólo de Chiapas, sino de todo el territorio nacional. El Papa quiere estar cerca de los diferentes grupos y circunstancias por las que atraviesa el país, como los migrantes en la frontera norte, los lugares asolados por el narcotráfico y la violencia, los indígenas, las familias, la juventud, los sacerdotes, los enfermos, los encarcelados, etc.

Desde que se anunció que el Papa vendría a México, Monseñor Enrique y un servidor, el 13 de octubre pasado, presentamos a la Conferencia Episcopal, a la Nunciatura y al mismo Papa, nuestra propuesta de que viniera a San Cristóbal, fundamentalmente con los indígenas, aunque sería para toda la comunidad. Se presentaron otras varias propuestas de las diferentes diócesis del país y se mandaron a Roma. Mons. Enrique pudo saludar personalmente al Papa en Roma, el miércoles 21 de octubre, y le insistió en nuestra invitación, a la que se sintió particularmente vinculado.

Entre las razones por las que propusimos que venga el Papa, expresamos las siguientes:

  1. Somos una diócesis mayoritariamente indígena, con más de dos millones de habitantes, de los cuales más de un millón son indígenas, de las culturas tseltal, tsotsil, ch’ol, tojolabal y zoque, más algunos refugiados guatemaltecos que se quedaron en México, de las etnias mam, quické, kanjobal, quekchí, etc.
  2. Somos una diócesis con altos índices de pobreza y marginación.
  3. Somos una diócesis de periferia, con una gran frontera hacia Centro América, por donde pasan miles de migrantes.
  4. Somos la quinta diócesis más antigua del país, erigida en 1539.

El viernes 30 de octubre, vinieron el  Nuncio Apostólico, Cristophe Pierre, representantes de la Conferencia Episcopal y mucha gente de gobierno, para una primera revisión de posibles lugares donde se haría la visita. Eso ya nos dio esperanzas de que nuestra diócesis entraba en los posibles planes para esta visita. El viernes 6 de noviembre, vinieron los mismos, más representantes de la Secretaría de Gobernación, de la Secretaría de Relaciones Exteriores, del Estado Mayor Presidencial y, sobre todo, el Dr. Alberto Gasbarri, quien organiza los viajes internacionales del Papa. Esto significa que hay muchísima esperanza de que sí venga, aunque no es algo definitivo, pues la última palabra la tiene el Papa, quien hará el anuncio oficial el 12 de diciembre, desde Roma. Advertimos que su deseo es venir aquí, pues si no quisiera, no hubiera enviado a su delegación. Con todo, repito, no podemos afirmar categóricamente que se realizará esta ansiada visita, pero que sí es muy probable. Cuando se confirme, lo notificaremos de inmediato, para preparar lo necesario.

Quizá llegaría a media mañana, para una Misa, que podría ser en la Plaza Catedral, aunque Protección Civil dice que hay peligro porque la plancha de la Plaza está endeble y no soportaría el peso de mucha gente. El otro lugar posible serían los extensos campos deportivos que están en Periférico Sur Poniente; ya estamos contactando al dueño de esos espacios.

Ante esta posibilidad, nos alegramos de todo corazón y hemos de orar más y empezar a pensar qué podríamos hacer. En su momento, citaremos a una reunión extraordinaria de la diócesis, para organizar lo necesario. Encomendamos al Espíritu, a la Virgen de Guadalupe y a San Juan Diego esta posible visita del Papa.

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