Por Felipe ARIZMENDI ESQUIVEL, Obispo de San Cristóbal de Las Casas |
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Faltan pocos días para que llegue el Papa a México y a Chiapas. Todo es ebullición en los preparativos, tanto para acondicionar los espacios de los encuentros y las celebraciones, como para promover la participación de las personas.
No faltan quienes intenten lucrar con esta visita. Hay dueños de hoteles que cobran una habitación como si los días de la presencia del Papa fueran temporada alta. Otros ofertan paquetes turísticos todo incluido, también los boletos de ingreso a los eventos, no como un servicio apostólico, sino como una fuente de ingresos para sí. Hemos insistido hasta la saciedad que los boletos son totalmente gratuitos y no los distribuyen agencias de viajes; todo pasa por las parroquias y las diócesis, exclusivamente. Son necesarios sólo para que haya orden en el ingreso a los locales. No se venden; no son negocio de la Iglesia ni del Papa.
Algunos tienen sólo curiosidad por conocerlo. Su visita es un evento histórico, que no se quieren perder, pero sólo para platicar y presumir que lo vieron de cerca. No les importan sus mensajes. No tienen apertura de mente y de corazón, para esperar una palabra que les inspire, les cuestione, o les ayude. Para otros, será un evento meramente anecdótico y quizá folclórico, nada más. No están dispuestos a reflexionar lo que diga, y en su vida todo seguirá igual, sin cambios ni trascendencia. No faltan quienes vean sólo intereses políticos y económicos.
Para ayudar a que esta visita no sea superficial y pasajera, sino provechosa en el corazón y en la vida de nuestro país, he seleccionado cien frases de sus discursos, mensajes y homilías, para que en las familias, en los grupos, en las catequesis y en las celebraciones, se medite algo de tanto que nos ha dicho en poco menos de tres años de su ministerio petrino. Es muy iluminador y evangélico lo que nos propone. Cuestiona mucho nuestro estilo de vida. El Papa no viene a hacer proselitismo papal; no nos invita a seguirlo a él, sino a acercarnos a Jesucristo, único Salvador, para recibir Su misericordia.
PENSAR
Estas son algunas de sus frases sobre la misericordia que Dios Padre nos ofrece, por mediación de Jesucristo, con el servicio de la Iglesia, sobre todo en este Año de la Misericordia:
“La misericordia es el don más precioso de Dios. La misericordia es el corazón de Dios. Por ello debe ser también el corazón de todos los que se reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos.
Descubramos la ternura que nuestro Padre celestial tiene a cada uno. Que resplandezca la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado.
Que el Año Santo de la Misericordia sea una ocasión privilegiada para reforzar la comunión, perfeccionar la unidad, reconciliar las diferencias, perdonarnos unos a otros y superar toda división.
Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza. En Jesús todo habla de misericordia. Nada en Él es falto de compasión.
La alegría del Evangelio llena la vida de quienes se encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. Quienes se dejan salvar por Jesús son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración.
El amor del Señor no se ha acabado, no se ha agotado su ternura. Donde está Dios, hay esperanza; y donde hay esperanza, las personas encuentran su dignidad. Hagamos la revolución de la ternura.
Fijemos la mirada en Jesús. A veces se habla más de la Iglesia que de Jesucristo, más del Papa que de la Palabra de Dios. ¡Jesús es el Señor! No puede haber auténtica evangelización sin la proclamación explícita de que Jesús es el Señor.
La primera forma de indiferencia en la sociedad humana es la indiferencia ante Dios, de la cual brota también la indiferencia ante el prójimo y ante lo creado. Esto es uno de los graves efectos de un falso humanismo y del materialismo práctico, combinados con un pensamiento relativista y nihilista”.
ACTUAR
¿Qué puedes hacer para que esta visita del Papa sea provechosa y dé muchos frutos? Medita sus mensajes y esfuérzate por practicarlos.