La Conferencia Episcopal de los Estados Unidos (USCCB) ha pedido al gobierno que suspenda las redadas y expulsiones de familias centroamericanas sin documentos en regla, acciones emprendidas por las autoridades para la inmigración de los Estados Unidos en las últimas semanas.
En una carta al Secretario de Seguridad Nacional , Jeh Johnson, la Comisión para las Migraciones de la Conferencia Episcopal y la Catholic Legal Immigration Network han expresado “gran preocupación” por la detención y la inminente expulsión de 121 centroamericanos, sobre todo madres con niños.
La carta, firmada por el obispo auxiliar de Seattle, Monseñor Eusebio Elizondo, y por el obispo de Orange en California, Monseñor Kevin W. Vann, recuerda que en el primer fin de semana del año, el DHS ha arrestado a 121 inmigrantes clandestinos, sobre todo en Georgia, Texas y North Carolina, para expulsarlos del país. “Estas acciones han generado miedo entre los inmigrantes y han causado una caída de confianza en las fuerzas del orden dentro de sus respectivas comunidades” se lee en la carta.
Se recuerda que el Presidente Barack Obama, en noviembre de 2014, declaró que su gobierno habría perseguido la expulsión de criminales y de miembros de bandas, pero no de familias, de niños o de madres “que trabajan duramente para mantener a sus hijos”, y tales acciones contrastan con esas palabras.
Mientras tanto, la US Customs and Border Protection señala un fuerte aumento del flujo de inmigrantes clandestinos desde la frontera meridional.
Desde hace varios meses los obispos católicos piden al gobierno que ponga fin a la “práctica nociva de detención de mujeres y niños” y han pedido al Congreso que apoye “los esfuerzos humanitarios en la región, algo que ayudará a eliminar la violencia y a detener las situaciones que obligan a las personas a huir de sus hogares”.
Un grupo de 146 diputados demócratas en el Congreso han pedido al gobierno de Obama que detenga la deportación de los centroamericanos que huyen de conflictos y que los considere como refugiados.