«La crisis migratoria no va a resolverse matando a los indocumentados, tal y como ya lo están haciendo las guardias de seguridad privada que vigilan el paso de los trenes en Querétaro, Estado de México, Jalisco, Hidalgo y Guanajuato», coincidieron defensores de los derechos de los migrantes.

En el marco de la inauguración del V Encuentro «Ellas y ellos tienen la palabra. Un diálogo con los defensores y las defensoras de los derechos de las personas migrantes», que se realizó en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México hasta el 14 de abril, la hermana Leticia Gutiérrez, directora general de Scalabrinianas Misión para Migrantes y Refugiados (SMR), comentó que la indicación que tienen los guardias es «tirar a matar a todo lo que se mueva en los vagones del tren».

Acusó que México se ha vuelto un filtro y pareciera ser que su papel es dejar que sólo lleguen a Estados Unidos «las personas que sean más fuertes, las que aguanten jornadas de trabajo más duras y las que se vendan por diez dólares la hora».

En el acto, se enfatizó que los migrantes centroamericanos están huyendo de la violencia, pobreza y desempleo que viven en sus países de origen, sin embargo, no están encontrando en México un lugar para refugiarse.

«México ha sido reprobado en materia de derechos humanos, pero tiene la oportunidad de reivindicarse a nivel mundial siendo hospitalario con los migrantes», dijo el sacerdote Pedro Pantoja de la Casa del Migrante Saltillo.

Durante su participación, el obispo de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera, destacó que los migrantes son vistos como insurrectos y por lo tanto los gobiernos están utilizando estrategias contrainsurgentes para acabarlos. Acusó que el Ejército, la Policía Federal y el Instituto Nacional de Migración utilizan la violencia para impedir que los migrantes tengan acceso a «una vida plena».

Destacó que durante la visita del Papa Francisco a México, una de las encomiendas que les dejó fue la incluir a los migrantes, porque «no hay gloria más grande que ver la realización de los tuyos».

Por su parte, el sacerdote Alejandro Solalinde, fundador del albergue Hermanos en el Camino, dijo que las mujeres y los jóvenes serán los operadores del cambio, de la nueva era que busca acabar con las desigualdades.

«No podemos ver a los migrantes como mierda; muchos están transformando al mundo, ellos traen el nuevo genoma humano, lo que necesitan las nuevas sociedades».

La hermana Leticia Gutiérrez, el obispo Raúl Vera, el sacerdote Alejandro Solalinde y el sacerdote Pedro Pantoja, acusaron que los defensores de los derechos humanos siguen siendo acosados por el gobierno para que desistan de su labor, muestra de ello es la campaña de desprestigio que se ha emprendido contra los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, o de Emilio Álvarez Icaza, secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), quienes son señalados de fraude, corrupción y de promover la impunidad realizando falsas denuncias de tortura.

 

Información de la Universidad Iberoamericana

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