Por Antonio MAZA PEREDA | Red de Comunicadores Católicos |
Dado el deterioro político de la Presidencia del país, se están activando desde hace tiempo diversos escenarios para la sucesión en el 2018. Escenarios que apuestan a la alternancia desde diferentes modelos. Es pronto para decir si estos escenarios pueden funcionar, pero es un hecho que son posibles y que se están instrumentando.
Escenario 1968: Un conflicto que escala entre gobierno y activistas, una crisis sin solución posible donde se habla de diálogo pero no se acepta más solución que la de los activistas. El conflicto actual, que nace por la apresurada e incompleta Reforma Educativa, ya ha hecho que se produzcan enfrentamientos que cuestan sangre y vidas. La izquierda habla de provocadores, pagados por el Gobierno y que llevan a cabo los actos vandálicos y la violencia. Muchos comunicadores, sobre todo los que siguen la línea del Gobierno, pero no únicamente estos, hablan de una coalición CENTE-Guerrillas, siendo estas últimas quienes forman la “vanguardia del proletariado” violenta. En todo caso, el mecanismo es parecido al de 1968: lograr que el Gobierno sea visto como represor, para debilitarlo y hacerle imposible lograr una sucesión a su gusto.
Escenario 1998: Ante un gobierno desprestigiado y débil después de las elecciones federales y locales de la segunda mitad de su mandato, un gobernador panista crea un mecanismo propio para la operación de las elecciones (los amigos de Fox), y se impone a un PAN que no tiene una idea clara de cómo aprovechar la coyuntura, además de que insiste en respetar los tiempos electorales. Esto es lo que está haciendo el gobernador Moreno Valle, ex priista impulsado por el PAN para gobernar su Estado, y que está desarrollando su estructura propia para operar las elecciones del 2018 con un equipo de ex priistas. O que al menos se dicen ex priistas. La idea es aprovechar las contradicciones internas de un PAN que no acaba de entender por qué tuvo sus triunfos recientes y están disputándose desde ahora un poder que todavía no ganan.
Estos escenarios tuvieron éxito en lograr una alternancia. En 1970, la alternancia se da dentro del PRI: el ala del “capitalismo de cuates”, denominada “desarrollo estabilizador” que va desde el sexenio de Miguel Alemán hasta el de Diaz Ordaz (24 años) es sustituida por el ala del “nacionalismo revolucionario” que dirige la economía desde los Pinos. En el 2000, la alternancia se da fuera del partido, con un gobierno nominalmente panista pero que incluye pocos panistas en la cúpula del poder, seguido por un sexenio con mayor raigambre panista.
Por desgracia, estos dos nuevos escenarios conducen por diferentes vías a un resultado parecido: llevar a ex priistas a regir el país con un modo de gobernar que varía solo en el énfasis de sus postulados pero no en su estilo, muy lejano a la democracia.
¿Hay otro escenario? Es posible. Decía algún autor que no hay nada más difícil de pronosticar que el futuro. Y un gran mexicano, Benito Bucay, decía que los primeros pronosticadores de la historia fueron los profetas del pueblo de Israel… y que todos murieron apedreados. De modo que no intentaré pronosticar.
Pero sí creo que hay por lo menos otro escenario. No, no me refiero a los candidatos independientes que, aprovechando el hartazgo de la ciudadanía, accedan al poder. No es imposible: recuerden a Collor de Mello en Brasil y a Fujimori en Perú. Ambos independientes y ambos, en opinión de muchos, malos gobernantes. Me refiero a otro escenario. Uno donde grupos intermedios de ciudadanos propongan y de alguna manera impongan propuestas para sacar al país de su estancamiento político. El ejemplo más actual es el de la iniciativa ciudadana “3 de 3”, que logra ser aprobada y, cuando se distorsiona, hace que sea enmendada al menos parcialmente. Grupos de intelectuales, universidades, gremios empresariales y otros cuerpos intermedios se organizan, comunican y logran obtener iniciativas de fondo. Y ponen al Congreso en la situación de tener que demostrar que escuchan a la Ciudadanía. Pero hay otros campos donde iniciativas ciudadanas pueden lograr mejoras sustanciales. Una, en mi opinión, sería lograr la segunda vuelta electoral, para evitar los desgastantes conflictos post electorales y lograr mejor gobernabilidad.
¿Cuál escenario ocurrirá? No lo sé. Por el bien de México me gustaría el tercero, el más difícil. Difícil porque requiere que la ciudadanía pase de una actitud quejosa a la actitud proactiva de tomar su papel y recuperar el poder que, según la Constitución, reside en el pueblo.