El Padre Carlos de Jesús Díaz Romero, es delegado arzobispal de la Pastoral Juvenil en la arquidiócesis de Cali, en Colombia. Ofrece el servicio de consejería y dirección espiritual, además de brindar acompañamiento en la formación de la fe en los jóvenes y su formación humana. Constantemente habla del significado de la oración y la necesidad de esta en las nuevas generaciones y en todo católico.

Por Mary Velázquez Dorantes

¿Cómo podemos aprender a orar en tiempos como los que nos han tocado vivir?

Un pilar fundamental en el hombre es la fe y la parte espiritual, y si el hombre, como tal, la descuida podría entrar en crisis. Por eso es tan importante en esta era actual que el hombre saque tiempo a solas para reflexionar, meditar y pensar la soledad. Hay que dirigirnos hacia Dios.

Dios es la felicidad y Dios es la vida y sólo en Dios, especialmente los cristianos, sabemos encontrar las respuestas a las interrogantes de las épocas actuales porque Dios las ilumina, las capacita, las inspira a través de la Sagrada Escritura.

Por lo tanto, para aprender a orar en estos tiempos difíciles, Dios nos ha mostrado su Palabra, que está en las escrituras. Por ejemplo, están los salmos, ciento cincuenta salmos que van ilustrando la historia y que nos dan ese lenguaje de palabra para que en cualquier momento podamos acudir a Él y más en tiempos difíciles.

¿De qué forma se puede explicar a los jóvenes que la oración tiene poder?

A lo largo de la historia hemos visto cómo la oración de tantos pueblos es testimonio de haberse liberado de situaciones difíciles. Nos vamos en el este de Europa con el testimonio de las apariciones de la Virgen, o a través del rezo del Santo Rosario. Cuando miramos la historia hacia atrás y vemos los acontecimientos que hay en ella, podemos ver que la oración ha sido un pilar increíble para frenar guerras. Lo vemos confirmado en el acontecimiento de Fátima. Ella, nuestra Madre, a través de la oración protegió al pueblo de Portugal de una guerra.

También tenemos otro ejemplo histórico en Polonia, un país europeo bombardeado por ideologías, y gracias a la oración se reconstruye está nación. Entonces a los jóvenes hay que hacerles leer la historia, el saber y construir la historia para el presente, sobre todo enseñarles que el pasado es importante mirarlo para valorarlo, pero también mirarlo para aprender de él, y mucho más importante cuando Dios ha respondido a través de la oración.

¿Existe un manual para que aprendamos a orar?

Mira, el mejor manual que yo he conocido en toda mi vida, y que ha inspirado tantos libros de oración, son los salmos de la Iglesia. Tenemos que orar con los salmos, ellos tienen una memoria histórica sagrada y encantan al espíritu humano. Aquel ser humano que honestamente se sumerge en ellos buscando esa presencia de Dios y esa opción de Dios, puede encontrar respuestas de consuelo, de fortaleza, de luz, de sanación, de liberación. Los salmos son las herramientas más adecuadas para aprender a hablar a Dios, porque de ahí salen palabras que iluminan, palabras que alimentan en el alma en medio de estos tiempos.

Nos ha tocado un tiempo complicado para vivir, tenemos escenarios de guerra, de violencia, pero también de materialismo y consumismo, ¿dónde encaja la oración en estos escenarios?

Mira, en todos los escenarios encaja más que nunca la oración. Yo soy testigo de este hecho, he estado en lugares violentos donde la situación es difícil y he tenido el testimonio de los santos, San Juan Bosco y otros santos que se tomaron de la mano de esa oración que nos dio el cielo a través de la Virgen para frenar la guerra, los crímenes y la violencia.

Soy testigo de eso, he visto milagros de transformación en los ambientes, en la mente, en el alma, en el corazón y en el espíritu de los violentos. Yo creo que para estos tiempos hay que saber tomar en serio el poder de la oración, aquella oración que el mismo Dios nos ha dado a través de la vida, de la Iglesia.

Las herramientas son el Santo Rosario, la adoración Eucarística. Cuántos milagros y cuántos frutos existen cuando estás de rodillas ante la Eucaristía, sobre todo cuando se expone el Santísimo en zonas de crímenes. Pero además de eso, vamos encontrando esa experiencia viva cuando lo ponemos por obra. También está el amor a la palabra de Dios, el amor a la Sagrada Escritura: leerla con amor tiene un efecto liberador.  Siempre en consejería les digo: “tómense en serio la palabra de Dios. Al orar con ella tómate en serio las oraciones, de manera honesta y verás un fruto increíble”.

También contamos con la extensión del ayuno, a nosotros los católicos nos purifica y nos abre el entendimiento, nos hace crecer mucho en conocimiento de la ciencia, del bien. Aquí están las herramientas que le ponen fin a estos escenarios difíciles y complejos.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 26 de noviembre de 2023 No. 1481

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