Por Mary Velázquez Dorantes
Sor Clara es una religiosa misionera que se encuentra en Ucrania, viviendo con una orden de religiosas contemplativas por un periodo misionero. El silencio y la oración al servicio de las personas que han sido afectadas por el conflicto bélico le ha enseñado a comprender el profundo impacto de la oración. Es, para Sor Clara, la sustancia que mueve las voluntades.
-En un mundo convulso, de guerra, de conflictos políticos, ¿qué papel juega la oración por los dirigentes de las naciones?
La oración presenta todas nuestras necesidades a Dios, es un motor y una brújula. Al mismo tiempo es un puente que nos permite generar fortaleza y consuelo en medio de este mundo complejo. Las naciones deben tener dirigentes que vean el rostro humano, y que en medio del sufrimiento se apiaden del hermano. Orar por quienes están al frente de los países es una tarea incansable, constante y de corazón.
–¿Cómo ora la Iglesia en los conflictos y por la paz?
La vida de la Iglesia y la vida religiosa tienen como pilar la oración. Somos muchas congregaciones que estamos en oración, y esa oración es de contemplación por el mundo. Ofrecemos millones de intenciones, por los refugiados, por los enfermos, por los perseguidos, confiando en que el Señor nos escucha.
-¿Cómo debemos los laicos orar por aquellos que nos dirigen en los gobiernos y los puestos de autoridad?
Es importante tener una relación de amistad y amor seguro en Cristo, esa relación se fortalece con el diálogo a través de la oración, digamos que es una línea directa. Los pueblos, las naciones del mundo, necesitan del silencio de la oración. Desde el Sagrario el Señor nos mira y nos escucha, entonces todos, no sólo la vida monástica, podemos acercarnos a ese silencio contemplativo, y con sencillez ponerle en manos las decisiones del mundo y obviamente a quienes toman esas decisiones.
-¿Qué nos aconseja hacer?
Acuda al Sagrario, confíe al Señor a los gobiernos, los dirigentes, los procesos; póngalos de manera incansable y silenciosa en quien todo gobierna.