“Emigrantes menores de edad, vulnerables y sin voz”. Así ha titulado el Papa Francisco su mensaje para la próxima Jornada del emigrante y el refugiado. El fenómeno migratorio no sólo “no está separado de la historia de la salvación” sino que “es más, forma parte de ella […] Los niños se encuentran desprotegidos por tres motivos: porque son menores, extranjeros e indefensos”.
Acogida, protección, integración y soluciones duraderas son las medidas a adoptar ante la difícil condición de los emigrantes menores de edad, que se ven afectados por partida triple: por el hecho de ser “menores, extranjeros e indefensos”. Es lo que sostiene el Papa Francisco en el mensaje por la 103ra Jornada mundial del Emigrante y del Refugiado, que –a nivel eclesial- será celebrada el domingo 15 de enero de 2017 y para la cual fue elegido el tema: “Emigrantes menores de edad, vulnerables y sin voz”.
El documento, que fue difundido hoy, observa que, si bien lo que empuja a las personas a dejar su tierra es casi siempre la violencia y el hambre, la situación del menor que emigra es particularmente difícil, puesto que su debilidad lo pone en riesgo de ser explotado por otros, lo cual exige una tutela de sus derechos para poder crecer en un ambiente sano, para poder estudiar y jugar.
Siendo que la acogida ve implicados a los países de llegada del emigrante, “es absolutamente necesario” que la comunidad internacional se comprometa a eliminar las causas que provocan la emigración, en primer lugar frenando los conflictos, pero también previendo programas de desarrollo auténtico para las áreas afectadas por la inestabilidad”.
El mensaje papal parte de la afirmación de que el fenómeno migratorio constituye “un signo de los tiempos, un signo que habla de la acción providencial de Dios en la historia y en la comunidad humana con vistas a la comunión universal”, y que por ende, “no está separado de la historia de la salvación” sino que “forma parte de ella”.
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