AGENDA INTERNACIONAL | Por Georg EICKHOFF

Desde La Habana, Cuba, Rosa María Payá, denuncia que, al salir de la misa de las doce del domingo, 26 de febrero, varios integrantes de la policía política “las vigilaron”, “gritaron” y “acosaron” a ella y a Sayli Navarro.

Cuando Rosa María toma una foto con su celular al hombre que la acosa, este intenta quitarle el teléfono. Hay empujones y gritos. Desde su casa, Rosa María llama a la policía, a sabiendas de que fue otro brazo policial del mismo estado dictatorial que le acaba de acosar, en este domingo, como en muchas ocasiones.

Es la pertinaz estrategia de la no violencia que le enseñó su padre Oswaldo Payá. En el mismo espíritu que se expresa en pedir ayuda a la policía contra la policía, Rosa María promueve nacional e internacionalmente la iniciativa “Cuba decide” (www.cubadecide.com) que propone un plebiscito para exigir elecciones libres en Cuba.

Es una causa que Rosa María (twitter: @RosaMariaPaya) ha heredado de su papá quien murió, el 22 de julio de 2012, en un accidente de tránsito que muy probablemente fue provocado por la misma policía que acosa a jóvenes en el camino de la iglesia a casa (para mencionar lo de menos).

Un premio que lleva el nombre de su padre iba a ser entregado este año al Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), al uruguayo Luis Almagro, quien, como estudiante, desde luego, y hasta como político en funciones, tenía su afiche del Che Guevara, pero quien, en el cargo que ahora ocupa, no tuvo reparo de llamar “dictadorzuelo” a Nicolás Maduro, el tirano de Venezuela.

Para la entrega del premio, prevista para el 22 de febrero, en La Habana, el ex Presidente mexicano Felipe Calderón iba a acudir; también la hija del fallecido ex Presidente de Chile Laura Mariana Aylwin y, por supuesto, el mismo Luis Almagro. Ninguno de los tres pudo entrar a la isla. Veinte ex presidentes protestaron contra esta medida dictatorial.

En su cuenta de twitter, @Almagro_OEA2015, el uruguayo publicó la foto de su silla vacía en La Habana, con el premio que no pudo recoger y con el link al texto del discurso que no pudo dar.

“Como Secretario General de la OEA, debo representar a los gobiernos, pero también debo representar a la oposición”, hubiera dicho si la dictadura de Raúl Castro lo hubiera permitido.

“Debo ser la voz de aquellos que no la tienen, de los más discriminados. Debo ser la voz de quienes sufren la desigualdad y la falta de protección de sus derechos, y debo ser el más aguerrido defensor de esos derechos.”

Rosa María explica que le guarda el premio a Luis Almagro en su casa, hasta que él pueda visitarla, en La Habana.

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