«La misión en el corazón de la fe cristiana”. Es el tema que el Papa Francisco ha elegido para la 91 Jornada Misionera Mundial 2017 que se celebrará el próximo 22 de octubre; y cuyo mensaje ha sido presentado este 3 de junio, en la Solemnidad de Pentecostés.

Teniendo en cuenta que este año la Jornada Mundial de las Misiones vuelve a convocarnos en torno a la persona de Jesús, “el primero y el más grande evangelizador”, como escribió el Papa Pablo VI, en su  Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, y que nos llama continuamente a anunciar el Evangelio del amor de Dios Padre con la fuerza del Espíritu Santo, el Papa Bergoglio titula este Mensaje: “La misión en el corazón de la fe cristiana».

A lo largo de diez puntos, el Santo Padre aborda los siguientes temas: La misión y el poder transformador del Evangelio de Cristo, Camino, Verdad y Vida; la misión y el kairos de Cristo; la misión que inspira una espiritualidad de éxodo continuo, peregrinación y exilio; sin olvidarse de los jóvenes, que representan la esperanza de la misión; así como el servicio de las Obras Misionales Pontificias y el hecho de hacer misión con María, que es, precisamente, la Madre de la evangelización.

El Pontífice escribe que esta Jornada nos invita a reflexionar sobre la misión en el corazón de la fe cristiana. De donde surgen algunas preguntas que tocan nuestra identidad y responsabilidad como creyentes, en un mundo confundido por tantas ilusiones, herido por grandes frustraciones y desgarrado por numerosas guerras fratricidas, que afectan de forma injusta sobre todo a los inocentes. Entre los interrogantes planteados por el Santo Padre se destacan: «¿Cuál es el fundamento de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?».

Francisco también escribe que “la misión de la Iglesia no es la propagación de una ideología religiosa, ni tampoco la propuesta de una ética sublime” y recuerda con las palabras del Papa Benedicto XVI en su Carta Encíclica Deus caritas est que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

Además, el Papa no olvida que “el mundo necesita el Evangelio de Jesucristo como algo esencial”. Y que la misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de éxodo continuo. En el sentido de “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”, tal como él mismo lo ha escrito en su Exhortación apostólica Evangelii gaudium.

Sí, porque como escribe el Sucesor de Pedro, “la misión de la Iglesia estimula una actitud de continua peregrinación a través de los diversos desiertos de la vida, a través de las diferentes experiencias de hambre y sed, de verdad y de justicia. La misión de la Iglesia propone una experiencia de continuo exilio, para hacer sentir al hombre, sediento de infinito, su condición de exiliado en camino hacia la patria final, entre el ‘ya’ y el ‘todavía no’ del Reino de los Cielos”.

El Obispo de Roma concluye su Mensaje invitando a todos a proseguir en la misión inspirándonos en María, Madre de la evangelización. Porque Ella, movida por el Espíritu, recibió la Palabra de vida en lo más profundo de su fe humilde. De ahí su deseo de que la Virgen nos ayude a decir nuestro “sí” en la urgencia de hacer resonar la Buena Nueva de Jesús en nuestro tiempo; que nos obtenga un nuevo celo de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte; que interceda por nosotros para que podamos adquirir la santa audacia de buscar nuevos caminos, para que llegue a todos el don de la salvación.

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