EL OBSERVADOR LATINOAMERICANO |

Faltando pocos días para el viaje del Papa Francisco a Chile y a Perú (15-18 enero y 18-22 enero), en la mañana del viernes 12 de enero hubo tres ataques con bombas incendiaras en tres iglesias de la capital chilena: en Santa Isabel de Hungría; en Cristo Vencedor de Penalolen y en la parroquia de Jesús Maestro. Una bomba colocada en el Santuario del Cristo Pobre de Matucana pudo ser desactivada a tiempo.

Los medios locales también han informado acerca de la ocupación, por algunos minutos, de la nunciatura apostólica por parte de un grupo de anarquistas guiados por la ex candidata a presidente, Roxana Miranda. La demostración de fuerza pretendía ser un acto de protesta por “los millones gastados” para recibir al pontífice en Chile.

La presidenta chilena Michelle Bachelet ha expresado su condena por los ataques contra las iglesias, de los cuales aún no se ha podido identificar a los mandantes.

En un comunicado, el arzobispado de Santiago expresa dolor por el ataque y pide a los autores “respeto y tolerancia entre todos, para construir una patria de hermanos”.

En el ataque a las iglesias también se distribuyeron volantes en los cuales se ataca a la persona del Papa Francisco y se afirma que “las próximas bombas serán en tu sotana”.

La de ayer constituye la primera protesta contra Francisco durante un viaje apostólico.

Los medios enumeran diversos problemas y tensiones que deberá afrontar el pontífice. En Chile ha suscitado un fuerte escándalo el caso de decenas de curas acusados de pedofilia, y Perú aún sigue sacudido por las acusaciones de abuso sexual contra Luis Fernando Figari, el fundador del Sodalicio de vida cristiana, a quien el Papa removió de sus funciones hace algunos días. El director de la Oficina de Prensa Vaticana, Greg Burke, ha dicho que quizás el pontífice se reúna con algunas víctimas de la pedofilia, pero “en privado”.

En Perú, el Papa quiere sostener y lanzar un mensaje en favor de la Amazonia y de las tribus indígenas. Pero justamente algunos de sus elementos más extremistas, como son los de la tribu Mapuche, condenan a la Iglesia y exigen la restitución de sus tierras.

En realidad, el Papa es uno de los mayores sostenedores de la causa indígena y de la protección de la Amazonia.

Representantes de la Iglesia en Chile y en Perú afirman que las críticas a Francisco provienen de pequeños grupos de personas, y no de la mayoría de la población. Esto queda ejemplificado viendo el número de personas (sobre todo jóvenes) abocadas a los preparativos (8.000 voluntarios sólo en Chile) y el número de personas que han reservado su lugar para recibirlo en Santiago: 1, 2 millones.

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