El Padre Felipe de Jesús Sánchez Gallegos, después de misionar cinco años en la Sierra de Durango y evangelizar a narcos y sicarios, ahora nos comparte como es tocar y curar la carne de Cristo en los descartados, indigentes y migrantes en su parroquia Santa María Goretti y en la casa del Indigente…
Por Chucho Picón
Para el padre Felipe de Jesús quedó atrás la sierra de Durango, quedó atrás el “Triángulo Dorado”, quedaron atrás los caminos sinuosos vigilados por los Halcones del Narco. Hoy, en el corazón de la colonia Bella Vista, en Monterrey, Nuevo León, en un territorio marcado como zona roja por las autoridades ya que es considerado un corredor de hoteles donde hay prostitución, distribución y venta de droga, y, en algunas esquinas y callejones, hay picaderos, ahí, a unos metros de unas vías del tren donde pasa “la bestia” cargada de migrantes, ahí el padre Felipe de Jesús come y vive entre los indigentes y migrantes de la casa INDI, que él dirige, y con la parroquia de Santa María Goretti, donde es párroco.
Este sacerdote se ha convertido en un “Ángel de la Misericordia”; los indigentes y migrantes se sorprenden como a pesar de su fétido olor por vivir en la calle y venir sobre “la bestia”, el padre Felipe de Jesús, sin impórtale cómo vengan, los abraza y besa, los atiende, les da la bienvenida, les da de comer y les da hospedaje. A otros más les consigue atención médica, todo gratis. Ahí el padre Felipe atiende literalmente y toca la carne de Cristo, cura las llagas de las que habla el Papa Francisco. Su olor es el de oveja; todos los saludan y lo admiran, sienten un cariño y afecto; llegan a un lugar donde tienen paz. Lo único que pide y exige el padre Felipe de Jesús es que no se droguen ni se alcoholicen, y quien no cumpla las reglas es expulsado.
El padre Felipe nos comparte cómo alguna vez trataron de agredirlo: un indigente que fue expulsado por no cumplir las reglas, regresó valiente a querer golpear al sacerdote, pero todos los demás del albergue y del comedor de la Casa INDI inmediatamente lo protegieron, lo defendieron. Aquí se hace presente la ley del Amor; así se siente protegido en esta zona, no siente miedo, pues Dios lo cuida; pero sus hijitos, los olvidados, los migrantes e indigentes, lo cuidan y lo respetan. Otras veces ha tenido que entrar en la riñas de sangre y muerte a separarlos en la calle a las afueras de la Casa INDI, pues drogados y alcoholizados nadie los para, y él, en el nombre de Dios, tiene que separarlos antes de que se maten; logra separarlos por fuerza física, pero también reconoce que es por la fuerza de Dios, entonces los regaña y les recuerda que son hermanos y que ahí no hay lugar para peleas.
En algún momento de nuestra charla y durante el recorrido, el padre Felipe de Jesús nos muestra orgulloso el camión camper que ha sido adaptado para la atención de los indigentes y migrantes en otras zonas más lejanas, conflictivas y necesitadas de Monterrey, Nuevo León; es un camper donde los indigentes pueden comer, dormir, bañarse y recibir un corte de pelo; ahí también se les lleva la Palabra de Dios, pero primero con el estómago lleno si no no entra la Palabra. Los indigentes reciben con gusto este camper, que está rotulado con el título “Ángel de la Misericordia” en sus puertas y que tiene en un costado la imagen de la Virgen de Guadalupe y la imagen del Señor de la misericordia, custodiando el camión. En el otro costado del camper resalta una imagen grande del rostro del Papa Francisco y la foto de monseñor Rogelio Cabrera, arzobispo de Monterrey. Nos relata el padre Felipe de Jesús que el camión fue bautizado como “Ángel de la Misericordia” porque quiere llevar la misericordia de Dios a todos los rincones, hasta donde nadie quiere entrar, hasta donde nadie quiere estar, donde se encuentran los descartados del Papa Francisco.
El padre Felipe hace una llamada de auxilio, un grito desesperado: no puede solo, necesita de manos para a tender a los cientos de migrantes e indigentes que llegan todos los días; pero el llamado incluye la donación económica, pues sostener este proyecto de albergue, comedor, casa camper Ángel de la Misericordia, tratamientos médicos a los enfermos, es casi insostenible; sólo el milagro del providencia de Dios y los donativos económicos de todos pueden hacer posible que continúe esta labor del “Ángel del a Misericordia”.
¿COMO AYUDAR?
Cuenta bancaria a nombre de INSTITUCIÓN NORMATIVA DE LOS INDIGENTES A.C. con el número de cuenta: 0442716848 en BANORTE.
Av. Bernardo Reyes #2404 Col. Industrial, Monterrey N.L.
E-mail: contacto@casaindi.com.mx
Teléfono de contacto: (81) 11 58 28 30 al 34