Por Mario De Gasperín Gasperín
Monseñor Sergio Obeso Rivera, Arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Xalapa, es ahora Cardenal de la santa Iglesia católica a sus 86 años de edad. Recibió, sin duda alguna, esta distinción del Papa Francisco con enorme sorpresa pero con gran serenidad. Sorpresa por su estilo de vida sobrio y su trabajo callado, y serenidad por la sabiduría y paz interior que caracterizaron sus juicios y actitudes pastorales. La sabiduría pastoral consiste en la integración de la ciencia adquirida con la experiencia acumulada, sazonadas con los dones y el buen humor del Espíritu Santo.
Aquí quiero ceder el espacio al ilustre sacerdote y doctor jalapeño el presbítero Don José Benigno Zilli, amigo entrañable y colaborador cercano del señor Arzobispo, en un momento singular de su vida, cuando la Universidad Pontificia de México le otorgó el Doctorado Honoris causa. Tomo sus palabras de un artículo titulado “Razonable y razonante” en el que subraya un aspecto singular de su rica personalidad.
“La Universidad le reconoce los nueve años (Tres períodos) en que dirigió como presidente la Conferencia del Episcopado Mexicano. Reconoce en él una gran claridad de mente, una lucidez intelectual que maravillaba a todos tanto en sus pronunciamientos como en la dirección de los diálogos y discusiones.
Y es que este hombre de fe, es también un hombre de razón. Durante 19 años enseñó en nuestro Seminario Arquidiocesano y se especializó en lógica, que luego brillaba en todas sus intervenciones con la solidez de sus razonamientos unida a una gran serenidad de sus actitudes. Porque la razón no está lejos de la fe. Está implicada y presente en la maduración del contenido de la fe aunque se basa en la autoridad de Dios mismo que se revela, se desarrolla de manera razonables a través de los signos que el mismo Dios ha dado de sí, al intervenir en la historia. No son pruebas como las entiende la ciencia experimental, porque estos signos se insertan en el horizonte de la comunicación interpersonal’ (Fe y Razón, n. 19).
Esto quiere decir que no sólo se trata de razonamientos sino que también hay una profunda implicación existencial. Todo ello y la ayuda interior de la gracia hacen que el hombre escuche a Dios con plena confianza. Que tenga fe y una gran fe.
Y además de este nivel de fundación, la fe madura usa la inteligencia para hacer Teología. La razón razonable se vuelve razonante, si nos es permitido jugar con estos términos.
Entre fe y razón se instaura una relación vital. Y esto se puede ver en un hombre como Monseñor Obeso, a quien merecidamente honra la Universidad Pontificia de México. ¡Felicidades!”.
En estas líneas el Doctor Zilli destaca un aspecto de la rica personalidad del Arzobispo emérito de Xalapa, ahora nombrado cardenal por el Papa Francisco. Lo hizo, dijo el Pontífice “en reconocimiento de su valioso servicio prestado a la Iglesia”, servicio que Monseñor desarrolló con discreción y eficacia singulares. Recorría el territorio diocesano conduciendo su sencillo tsuru desde la parroquia de Loma Grande, la más alta de México en las faldas del Pico de Orizaba, hasta la de Palma Sola, a nivel del mar. A él se debe la creación de las diócesis de Córdoba y de Orizaba, el haber llevado a feliz término la canonización de San Rafael Guízar y Valencia y el haber encabezado el Proyecto Pastoral del año 2000, en vigor todavía. Agradecemos al Papa Francisco la honra que hace a la Iglesia que peregrina en México honrando a quien más lo merece a Monseñor Sergio Obeso Rivera.