Por Diego García Bayardo
No deja de ser llamativo el hecho de que nuestra revolución de Independencia haya sido dirigida, en sus primeras faces, por sacerdotes.
Miguel Hidalgo y José María Morelos eran, ciertamente, sacerdotes bastante fuera de lo común, un tanto mundanos, politizados, dados a la impureza y dotados… con una vocación inusual para la acción, incluso violenta.
Más esto no significa que su condición de ministros religiosos haya sido un estorbo para sus acciones, como sostienen algunos historiadores liberales que quisieran desvincular completamente a dichos héroes de su Iglesia y de su religión.
Aunque la historia oficialista trate de forjar la imagen de un Hidalgo o un Morelos completamente laicos, incluso rebeldes contra la fe católica, estos personajes nunca renegaron de su condición de hombres de Dios.
Es más: fue su ministerio el que les permitió conocer a fondo la situación de las clases sociales más desprotegidas de la Nueva España y fue también lo que les permitió entrar en contacto con las ideas filosóficas y religiosas, de origen español, que justificaban la independencia al quedar la Madre Patria en manos el invasor francés.
Morelos fue un hombre de acción; su estilo irónico y casi telegráfico de escribir, reflejaba su tendencia a hablar poco y a hacer mucho. Su campaña militar, mucho más exitosa y elaborada que la de Hidalgo, demuestra que Morelos tuvo un desarrollado instinto guerrero y una capacidad militar superior a la de la mayoría de los jefes improvisados que, en un momento u otro de la historia, deben salir de la masa civil para hacer el papel de líder militar.
Aunque Morelos no tuvo el carisma de Hidalgo para atraer muchedumbres gigantescas, contó con excelentes dotes militares y políticas que lo hicieron superar con mucho el mediocre papel de caudillo que Hidalgo ejerció durante toda su campaña.
Al desarrollar un ideario político firme y convocar un Congreso Constituyente, Morelos hizo avanzar a grandes pasos nuestro movimiento de emancipación dándole una justificación adecuada y un objetivo claro. Superando el caos de la primera fase de la guerra, la revolución de Independencia tuvo en Morelos su mejor guía y su más talentoso jefe.
TEMA DE LA SEMANA: LA VERDADERA “CONSTITUCIÓN MORAL” DE MÉXICO
Publicado en la edición impresa de El Observador del 9 de septiembre de 2018 No.1209