Inaugurado el Sínodo de los Obispos en Roma con presencia de los obispos chinos

Por José Antonio Varela Vidal*

En una plaza de san Pedro soleada y concurrida, junto a las imágenes de san Miguel Arcángel y de san José, el santo padre inauguró este miércoles con una misa la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.

Acompañado de cardenales y de los obispos participantes a la asamblea, junto a los demás especialistas invitados a la reunión, el papa ha querido resaltar la presencia de los dos obispos de la China continental, que de este modo muestra los primeros frutos del acuerdo firmado días atrás con Pekín.

Sin embargo, aún cuando este acuerdo trajo aplausos y críticas simultáneos, para Francisco el episcopado junto al sucesor de Pedro “ahora es más visible gracias a dicha presencia”.

Misión concreta y memoriosa

Acto seguido, el papa hizo un llamado a la creatividad y a tener acciones inteligentes para llevar esperanza a los jóvenes. Y no solo eso, advirtió que estos están a merced de “mercaderes de la muerte”, que “oprimen su vida y enceguecen su visión”.

Palabras que de una forma u otra dan pautas de hacia dónde quiere que se encaminen los trabajos de la asamblea de obispos, a quienes pidió vigilar para que lo “importante no se vuelva secundario” y menos aún que lo secundario se convierta en lo importante, con una clara tolerancia cero a “la lógica de la autoreferencialidad y de la autopreservación”.

Para esto les encargó a los padres sinodales que “ampliasen la visión” y no se pierda de vista esa capacidad propia de la Iglesia, como es “la escucha”. De este modo, “no se cae en posiciones elitistas o eticistas”, ni se quiere concluir con ideas abstractas que al final no dan pautas concretas sobre cómo orientar y acompañar a la juventud.

Dado que la memoria es frágil y con el ánimo de darle continuidad al magisterio eclesial, el papa trajo a acotación el mensaje dado a los jóvenes por los padres conciliares al clausurar el Vaticano II, más de 50 años atrás.

Aquella vez lo dijeron, aunque estas palabras son actuales todavía hoy: “La Iglesia espera que construyan una sociedad que respete la dignidad, la libertad y los derechos de las personas (..) y que puedan sostener la propia fe en la vida, dado que la existencia de un Dios justo y bueno da un sentido a esa vida”.

Un rostro joven

El Sínodo, que va del 3 al 28 de octubre, desarrollará todas sus sesiones en el Aula Nueva del Sínodo en Roma, a las que se suman el Encuentro de los Jóvenes y la canonización del papa Paulo VI y de monseñor Oscar Romero.

Tal como se ha informado, serán 267 los padres sinodales, que cuentan entre sus miembros a 34 jóvenes entre 18 a 29 años, quienes llevarán la voz de sus contemporáneos.

Según lo manifestado por el cardenal Lorenzo Baldisseri en rueda de prensa el pasado 1 de octubre, la reunión se dividirá en tres «unidades de trabajo», correlacionadas con las tres partes del documento de trabajo: Reconocer, la Iglesia a la escucha de la realidad; Interpretar, fe y discernimiento vocacional, y Elegir, caminos de conversión pastoral y misionera”.

Para alcanzar este objetivo, estarán presentes los obispos representantes de los episcopados del mundo entero, así como de las iglesias orientales y miembros de la curia vaticana. A ellos se unen algunos invitados especiales del papa, quienes asisten como especialistas u oyentes, incluso de otras denominaciones cristianas.

El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por el beato papa Pablo VI el 15 de septiembre de 1965, en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar.

El Sínodo de los Jóvenes puede seguirse en: www.synod2018.va

*Periodista

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