Por Luis Fernando Valdés

El científico chino He Jiankui anunció que modificó el ADN de dos bebés para que fueran inmunes al VIH. La respuesta de la comunidad científica internacional ha sido unánime: eso no fue ético.

Una posible chapuza.

En su intervención durante la 2ª Cumbre Internacional sobre la Edición del Genoma Humano, el genetista chino He Jiankui anunció el nacimiento de dos gemelas cuya ADN había sido modificado, utilizando la técnica CRISPR-Cas9, para que fueran resistentes al virus del SIDA.

El investigador chino no ha sometido su investigación a la revisión de otros científicos, ni ha revelado la verdad a algunos de sus colaboradores y no ha tomado en cuenta el consenso internacional contra la edición genética en bebés. Por eso, según M. Vidal, «su experimento ha generado una repulsa tan inmediata como generalizada». (El País, 29 nov. 2018)

El diario El País tildó a He Jiankui, como «un fracasado buscador de gloria», mientras que La Vanguardia publicó la noticia con este titular: «La gran chapuza genética del doctor He», y además lo compara con el embriólogo italiano Severino Antinori cuando anunció en el 2002, también sin pruebas, que había clonado embriones humanos y los había implantado en tres mujeres.

El riesgo de la manipulación genética.

El supuesto experimento del doctor He Jiankui consistiría en eliminar del material genético (ADN) de las dos niñas el receptor molecular (el gen CCR5) a través del cual el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) puede penetrar la célula e infectarla.

Según el biólogo alemán Jan Korbel, entrevistado por el periódico digital Deutsche Welle (DW), «este procedimiento no solo es éticamente criticable, sino muy arriesgado», porque durante el procedimiento para quitar del ADN el receptor molecular del VIH, también se pueden quitar otros genes que en el futuro afectarán a esas niñas. (DW, 26 nov. 2018)

Además, Josep Corbella explica que la edición genética que ha realizado He Jiankui no tiene justificación médica, porque «una de las niñas que presuntamente ha nacido sigue siendo vulnerable al VIH porque tiene una de las dos copias del gen intacta, cosa que He sabía –o hubiera debido saber– antes de implantar el embrión». (La Vanguardia, 29 nov. 2018)

Una reacción a favor de la ética.

Aunque la veracidad del experimento está en duda por parte de la comunidad científica, la noticia ha unido a decenas de científicos internacionales quienes ha condenado la falta de ética de He Jiankui.

La agencia Reuters reporta que más de 100 científicos, chinos la mayoría de ellos, escribieron una carta abierta y publicada en la web de noticias China Paper, en la que afirman que «el análisis ético biomédico de esta denominada investigación sólo existe de nombre. Llevar a cabo experimentos humanos directos sólo se puede describir como una locura». (La Jornada, 27 nov. 2018)

Con motivo de esta noticia, el Comité de Bioética del Consejo de Europa recordó que la ética y los derechos humanos deben guiar cualquier uso de las tecnologías de edición del genoma en los seres humanos, y alertó que la edición del ADN plantea «muchos problemas éticos, sociales y de seguridad». (infosalus.com, 30 nov. 2018)

Epílogo.

He Jiankui acaba de abrir la «caja de pandora», pues ha puesto en riesgo la salud futura de seres humanos. Resuenan las palabras de la serpiente a Eva: «Seréis como dioses». Sin embargo, han sido la comunidad científica y medios de información laicos los que han protestado por el experimento de He, y han recordado que la ciencia no debe rediseñar a los seres humanos.

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Publicado en la edición impresa de El Observador del 9 de diciembre de 2018 No.1222

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