Los obispos del país han lanzado el «Proyecto Global de Pastoral 2031+ 2033», con el que buscan hacer frente a los desafíos actuales del país, pues reconocen «que no hemos sido capaces de entrar en la realidad de nuestro pueblo para anunciar y orientar con claridad»
Éste es el mea culpa que los miembros de la Conferencia del Episcopado Mexicano han pronunciado en 2018: «Con humildad reconocemos que en nuestro modo de ser pastores, en algunos momentos parecemos más jueces, dueños o líderes de una estructura humana, que agentes dóciles al proyecto del Reino de Dios».
Igualmente, «consideramos que no hemos sido capaces de entrar en la realidad de nuestro pueblo para anunciar y orientar con claridad sobre situaciones nuevas y complicadas que hieren a nuestra sociedad y que el cristiano de hoy demanda para tomar decisiones importantes en su vida».
Sobre la situación de la Iglesia mexicana expresan: «Muchos católicos se avergüenzan de su pertenencia eclesial, pues como pastores no les hemos ayudado a dar sentido a su existencia, en esta realidad concreta e histórica».
Los prelados, para hacer frente a la realidad, se han marcado un plan con una serie de metas de aquí a 13 y 15 años: 13 años porque es el tiempo que falta para los 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, y 15 años porque entonces se celebrarán los 2000 años de la Redención.
«Los obispos y el pueblo de México celebraremos en el año 2033 los hechos de la Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, en un ambiente de oración y reflexión para anunciar este acontecimiento de redención a todo creyente y a todo hombre y mujer de buena voluntad (…). Ésta es la alegría del Evangelio que deseamos experimentar y comunicar, para que todos tengamos vida para siempre».
Agregan: «La tercera década del tercer milenio de la redención tiene providencialmente un peculiar significado para nuestra nación mexicana, pues apenas pocos años después de la llegada del Evangelio a estas tierras, en el año de 1531, santa María de Guadalupe hizo resonar en sus palabras la bondad y novedad del anuncio cristiano».
Además, «el hecho guadalupano encuentra su más elocuente síntesis en el mandato de construir una ‘casita’, donde se manifieste el consuelo materno de Dios (cfr. Is 49,15). El mandato guadalupano de ‘hacer una casita’, evoca el oráculo mesiánico de la promesa divina, hecha a David, de ‘hacer para Él una casa’, es decir, una descendencia mesiánica, esto es, una ‘familia de reyes’, coherentes con su cometido de establecer la paz y la justicia; un pueblo sacerdotal, fiel a su misión de interceder por las necesidades ajenas». Por tanto, «creemos que la Iglesia en México necesita sentarse a los pies de la Virgen Madre para alentar la esperanza de ser un solo pueblo. La restauración de nuestra responsabilidad necesita de su corazón materno. Ella puede ayudarnos a sentirnos pueblo e identificarnos con el pueblo. Ella nos invita a contemplar, creer, vivir y anunciar el Misterio de la Redención realizado por Jesús».
Por ello han presentado el «Proyecto Global de Pastoral 2031+2033», a fin de «ofrecer una luz que pueda ayudar a responder a la pregunta fundamental que nos interpela: qué significa celebrar en la fe, aquí en México, y ahora, después de dos milenios de la redención de Cristo y medio milenio del acontecimiento guadalupano, ser una comunidad de discípulos, testigos de la plenitud de vida y del consuelo que ofrece a todos el Hijo de santa María de Guadalupe».
TEMA DE LA SEMANA: HACIA EL QUINTO CENTENARIO DEL ACONTECIMIENTO GUADALUPANO
Publicado en la edición impresa de El Observador del 9 de diciembre de 2018 No.1222