Por Antonio Maza Pereda

El video mensaje del Papa Francisco para los jóvenes que ya están llegando a Panamá, no tiene desperdicio. Y, aunque va dirigido a los jóvenes, tiene conceptos qué a todos, viejos y jóvenes, nos atañen. Es de esos casos de los que se dice: “Te lo digo Juan para que lo entiendas Pedro.” Te lo digo, joven, para que lo entiendas, viejo. Para que lo entiendas, Iglesia universal siempre joven.

El mensaje está centrado en la vocación, el llamado de Dios para cada uno de nosotros. Por ello el lema de la JMJ y la propia jornada están dedicados a la joven María, en el momento de la Anunciación. El llamado más importante de la Historia, tan importante que hay teólogos que dicen qué, si ella no hubiera aceptado, no hubiera ocurrido la Encarnación.

A María, que según la tradición tendría 15 años, se le reveló su vocación. Y ella, alegre y valiente, aceptó como si fuera una esclava, como si su voluntad no contara. A los jóvenes se les presenta su plan de Dios para su vida. Y ese llamado es siempre el mismo: salirse de uno mismo para ponerse al servicio de los demás. Lo cual se puede hacer de varios modos: mediante el matrimonio, la familia, el sacerdocio, la vida consagrada. Y también a través de otros modos: llamados a labores sociales, políticas, profesionales, predicación, catequesis, cultura. Llamados que se encuadran en ese llamado fundamental.

Hoy hay jóvenes que no quieren tomar esa decisión. Que siguen encerrados en sí mismos y que no se deciden a entregarse a los demás. Pero no son los únicos. Hay adultos y viejos que siguen encerrados en sí mismos. O que, con frecuencia, aparentemente tomaron una decisión, pero no han dejado de estar centrados en sí mismos, aunque tengan una familia, una parroquia o una comunidad religiosa. Todos tenemos algo de ello. Porque pocos logran entregarse plenamente al servicio a los demás: todos tenemos nuestro “apartado”.

El Papa pide a los jóvenes que descubran que es lo que Dios quiere para ellos y nos lo pide a nosotros, los demás. Porque en el interior de ese llamado fundamental que Dios nos hace, hay múltiples momentos en que Dios nos pide algo, dentro de la vocación de servicio a la que nos llamó. Es que hay muchos modos de servir y muchas necesidades que atender. “¿Dónde me quiere Dios ante esta situación, ante este momento”? Nuestro espíritu de aceptación al llamado de Dios se expresa en nuestra disposición a la búsqueda permanente de lo que Dios nos está pidiendo y la disposición a aceptar lo que nos pide. Porque Dios, a los que le responden, siempre les pide más. Por eso, a los jóvenes que no están cansados y que son generosos les pide siempre más. Pero nos lo pide a todos. Mientras estemos en el espíritu de búsqueda y de aceptación seguiremos siendo jóvenes, como lo es nuestro Papa. Como lo es nuestra Iglesia.

 

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