Palabras en el vuelo de vuelta de Panamá: «A las mujeres que tienen esta angustia les digo: tu hijo está en el cielo». Para Venezuela pide una solución pacífica: «Me da miedo el derramamiento de sangre»
Por Vatican Media (Aleteia en El Observador)
Durante la rueda de prensa con los periodistas presentes en el vuelo papal de regreso de Panamá a Roma, el Papa Francisco fue preguntado entre otras cosas por las fuertes declaraciones contra el aborto realizadas durante el Via Crucis con los jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud. También se le preguntó por la situación en Venezuela. Estas son sus declaraciones sobre ambas cuestiones.
– Muchas chicas en Centroamérica se quedan embarazadas precozmente, los detractores de la Iglesia dicen que es responsabilidad de la misma Iglesia porque se opone a la educación sexual: ¿cuál es su opinión sobre la educación sexual?
– En las escuelas hay que dar educación sexual, el sexo es un don de Dios, no es un monstruo, es un don de Dios para amar. Que luego algunos lo usen para ganar dinero o explotar, es otro asunto. Pero hay que dar una educación sexual objetiva, sin colonización ideológica. Si empiezas dando una educación sexual llena de colonización ideológica, destruyes a la persona. Pero el sexo como don de Dios debe ser educado. Educar en el sentido de hacer que surja lo mejor de la persona y acompañarla por el camino.
El problema es el sistema: cuáles maestros elegir para esta tarea y cuáles libros de texto. He visto algún libro un poco sucio. Hay cosas que hacen madurar y cosas que hacen daño. No sé si en Panamá se esté trabajando en esto, no entro en la política. Pero es necesario que haya una educación sexual. Lo ideal es comenzar desde la casa, aunque no siempre es posible, porque en las familias hay situaciones muy variadas. Y, por lo tanto, la escuela suple esto, porque de lo contrario quedará un vacío que después será llenado con una ideología cualquiera.
– En el Vía Crucis de Panamá hubo muchas palabras fuertes sobre el aborto. ¿La posición radical respeta a las mujeres?
– El mensaje de la misericordia es para todos. También para la persona humana que está en gestación. Después de haber fracasado así, también hay misericordia. Pero una misericordia difícil, porque el problema no es dar el perdón, sino acompañar a una mujer que ha cobrado conciencia de haber abortado. Son dramas terribles.
Una vez escuché a un médico que hablaba de una teoría según la cual una célula del feto apenas concebido va a la médula de la mamá y allí recibe una memoria incluso física. Esta es una teoría, pero para decir, una mujer, cuando piensa en lo que ha hecho… te digo la verdad, hay que estar en el confesionario, y tú allí debes dar consuelo.
Por ello yo he abierto a la potestad de absolver el aborto por misericordia, porque muchas veces deben encontrarse con el hijo. Yo aconsejo muchas veces, cuando tienen esta angustia: ‘Tu hijo está en el cielo, habla con él. Cántale una canción de cuna que no pudiste cantar’. Y ahí se encuentra un camino de reconciliación de la mamá con el hijo. Con Dios ya está el perdón, Dios perdona siempre. Pero la misericordia, que ella elabore esto. El drama del aborto, para comprenderlo bien, hay que estar en el confesionario.
– En estos días usted dijo que se sentía muy cerca de los venezolanos, y el domingo pidió «una solución justa y pacífica, en el respeto de los derechos humanos». Los venezolanos quieren saber qué significa esto. ¿El reconocimiento de Juan Guaidó, nuevas elecciones libres? La gente siente que usted es un Papa latinoamericano y quiere sentir su apoyo.
– Yo apoyo a todo el pueblo venezolano, que está sufriendo. Si me pusiera a decir «háganle caso a estos países o a esos otros», me pondría en un papel que no conozco. Sería una imprudencia pastoral por parte mía y haría daño. Las palabras que he dicho las pensé y volví a pensar, expresé mi cercanía y lo que siento. Yo sufro por todo esto. Ponerse de acuerdo, ¿no se puede? Una solución justa y pacífica.
Me da miedo un derramamiento de sangre. Y por ello pido que sean grandes quienes pueden ayudar a resolver el problema. El problema de la violencia me aterroriza. Después de todo el esfuerzo que ha hecho Colombia, lo que sucedió en la escuela de los cadetes de la policía es espantoso. Tengo que ser un pastor. Y si necesitan ayuda, que se pongan de acuerdo y la pidan.
El Papa, al final de la conferencia de prensa, quiso añadir, como en Colombia: en Panamá «he visto que levantaban a los niños, como diciendo ‘este es mi orgullo, mi fortuna’. En el invierno demográfico que estamos viviendo en Europa (en Italia está debajo de cero), ¿cuál es el orgullo? ¿El turismo, la casa, el perrito? ¿O levantar a un niño? Pensemos en ello».
Publicado en la edición impresa de El Observador del 3 de febrero de 2019 No.1230