En la Pascua de 1971, junto con Marie-Hélène Mathieum, persona también dedicada a la atención a las personas con discapacidad mental, secretaria general de la Comisión Médico-educativa y Psicosocial de la Oficina Católica Internacional de la Niñez, y presidenta de la Asociación Cristiana de Educadores Especializados UNAEDE, Jean Vanier logró que se realizara al santuario de Lourdes, Francia, una peregrinación de 4 mil personas con discapacidad mental, acompañadas de familiares y amigos para un total de 12 mil asistentes.

Esta hermosa aventura, que requirió tres años de preparación, los llevó a fundar las comunidades Fe y Luz, dedicadas a la formación espiritual de personas con discapacidades de aprendizaje.

LUGAR DE ENCUENTRO

Estas comunidades también son lugares de encuentro, donde los discapacitados mentales, especialmente jóvenes, se reúnen con regularidad y desde una perspectiva cristiana para rezar juntos y celebrar la vida.

Lo esencial en Fe y Luz es que Jesucristo es el centro de la comunidad.

Las personas que se suman a Fe y Luz han dicho «sí» a vivir la vida cristiana junto a las personas con discapacidad, conscientes de que éstas también son ricas en dones y que tienen una vocación especifica no sólo en la sociedad sino en la Iglesia.

DÓNDE ESTÁN

Hoy Fe y Luz cuenta con mil 612 comunidades en 53 provincias de los cinco continentes, que representan a 86 países.

Cada comunidad Fe y Luz está conformada por entre 15 a 40 personas, entre niños, adolescentes o adultos que tienen una discapacidad mental, y su familia y amigos. Se reúnen por lo menos una vez al mes.

TEMA DE LA SEMANA: LOS SUEÑOS DE UN GIGANTE

Publicado en la edición impresa de El Observador del 19 de mayo de 2019 No.1245

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