Por P. Fernando Pascual
Detrás de cada acción humana libre hay un criterio, un principio, un motivo visto como bueno y escogido conscientemente.
Lo anterior puede parecer muy abstracto, pero tiene miles de aplicaciones cada día. Dos sencillos ejemplos pueden ilustrar la síntesis entre acciones y principios.
Un trabajador llega a tiempo todos los días (acción) porque considera que es bueno que cada empleado y cada dirigente arrimen el hombro y trabajen equitativamente (principio).
Una esposa o un esposo baja la voz (acción) cuando hay en casa temas conflictivos, porque piensa que la serenidad evita tensiones y permite abrirse a otros puntos de vista (principio).
Reconocer esto no implica cerrar los ojos a tantos momentos en los que parece que dos principios chocan entre sí y no resulta fácil tomar una decisión ni emprender acciones bien orientadas.
Un ejemplo, entre miles, que refleja este conflicto: una persona tiene por principio pagar puntualmente los impuestos. Pero acaban de aprobar leyes que permitirán al Estado invertir dinero (obtenido con los impuestos) en armas de destrucción masiva y en centros científicos que harán experimentos destruyendo embriones.
¿Es correcto seguir pagando impuestos cuando parte del propio dinero servirá para invertir en acciones injustas y peligrosas? Claramente salta a la vista la importancia de otro principio: nunca debo colaborar con aquellos que cometen acciones dañinas para seres humanos inocentes.
A lo largo de los siglos se han presentado teorías para ayudar a resolver los dilemas que surgen cuando entran en colisión dos o más principios. Algunas de esas teorías eran mejores, otras no muy claras, y no faltaron propuestas claramente erróneas.
Lo importante, siempre, es tener en cuenta el principio básico para cualquier acción ejecutada correctamente: hay que hacer el bien y evitar el mal. Parece algo muy abstracto, pero es el criterio esencial que busca orientarnos en un mundo complejo.
Luego, habrá que emprender una reflexión seria para ver qué sea lo bueno y qué sea lo malo en una decisión familiar, profesional, política o de cualquier otro ámbito.
Lo cual llevará a encontrar otra serie de principios más concretos que ayuden a individuar, en las mil encrucijadas de la vida, cuáles sean los principios que están en juego y en qué manera algunos principios sean más importantes que otros si queremos emprender acciones orientadas realmente a la búsqueda del bien y la justicia.