Pascual Díaz Barreto, arzobispo de México
Pascual Díaz Barreto(1875-1936) fue el sexto obispo de Tabasco (de 1922 a 1929) y el trigésimo segundo arzobispo de México (de 1929 a 1936). Indígena huichol, nació en Zapopan, Jalisco.
Cuando era obispo de Tabasco, fue expulsado de la entidad por el gobernador Tomás Garrido Canabal, que erradicó el culto católico.
Fue designado Secretario del Comité Episcopal y nombrado por la Santa Sede «intermediario oficial» para dialogar con el gobierno a fin de terminar la Guerra Cristera.
Desde mediados de 1927, cuando crecieron los rumores de que el alto clero se pondría de acuerdo con el gobierno, el general Gorostieta, mando supremo de las fuerzas cristeras, escribió el 16 de mayo de 1929 una carta dirigida a los obispos mexicanos, donde señalaba el sentir de éstas:
- «Cada vez que la prensa nos dice de un obispo posible parlamentario con el callismo, sentimos como una bofetada en pleno rostro, tanto más dolorosa cuanto que viene de quien podríamos esperar un consuelo, una palabra de aliento en nuestra lucha».
- «Si los obispos al tratar con el gobierno… no toman en cuenta a la Guardia Nacional y tratan de dar solución al conflicto independientemente de lo que nosotros anhelamos…; si se olvidan de nuestros muertos, si no se toman en consideración nuestros miles de viudas y huérfanos, entonces… rechazaremos tal actitud como indigna y como traidora».
En las negociaciones, Díaz Barreto aceptó fácilmente las exigencias del gobierno. Tres meses después de la firma de los «Arreglos», Díaz Barreto fue nombrado arzobispo de México.
El prelado guardó silencio cuando el gobierno, incumpliendo la supuesta amnistía, se dedicó a asesinar a líderes cristeros después de la guerra.
Leopoldo Ruiz y Flores, delegado apostolico
Leopoldo Ruiz y Flores (1865-1941) nació en Amealco, Querétaro. Fue arzobispo de Linares y luego de Morelia. En 1929 fue nombrado por Pío XI como su delegado apostólico.
Durante las negociaciones los dos obispos fueron aislados; el arzobispo de México, Miguel de la Mora, mandó un mensaje a Ruiz dicéndole que tenía grandes y urgentes cosas que comunicarle, y que no fuera a pactar nada sin antes oírlo.
Ruiz y Flores no se atrevió a comunicarle al Papa el fracaso absoluto de las negociaciones, y no obedeció las tres condiciones que debía exigirle al gobierno por orden del pontífice. Entonces se firmaron los «Arreglos». Para colmo, ni siquiera se le pidió al gobierno garantía alguna:
«No vi la necesidad de garantías escritas y firmadas, porque tenía como testigo personal a monseñor Díaz y, del lado del presidente, al doctor Canales [secretario general de la presidencia]», confesaría Leopoldo Ruiz en sus Memorias.
Dwight Morrow
Dwight Morrow (1873-1931), protestante y masón, estudió la carrera de derecho y fue banquero. Metido en política, fue embajador de Estados Unidos en México de 1927 a 1930.
Apoyó a Plutarco Elías Calles en la Guerra Cristera haciendo que Departamento de Estado de EU le brindara armamentos y aviones para derrotar a los católicos. Como esto no ocurrió, indicó al gobierno mexicano que era tiempo de firmar la paz para restablecer el orden en la región.
Morrow se encargó de reunir al presidente interino de México con dos clérigos para las conversaciones, además de que su oficina fue la que redactó los «Arreglos».
Enseñó a Calles, fundador del PRN (renombrado PRI), la conveniencia de gobernar desde la sombra de manera que se diera la apariencia de que mandaba el partido y no un sólo hombre.
Fue mucha y muy poderosa la intromisión de Morrow en la política de México.
Emilio Portes Gil
Emilio Portes Gil (1890-1978), abogado, socialista y masón, se convirtió en presidente interino de México de México a causa del asesinato del presidente Álvaro Obregón. Dicho puesto lo ocupó del 1 de diciembre de 1928 hasta el 17 de noviembre de 1929, y durante su breve mandato se gestó el fraude electoral que desconoció el evidente triunfo de Vaconcelos e impuso a Pascual Ortiz Rubio, del PRN, como presidente del país
Seis días después de firmados los «Arreglos», los masones dieron un gran banquete a Portes Gil, en el cual habló así:
«Mientras el clero fue rebelde (…) el gobierno de la república estuvo en el deber de combatirlo.(…) La lucha [sin embargo] es eterna. La lucha [contra la Iglesia catolica] se inició hace veinte siglos».
TEMA DE LA SEMANA: A 90 AÑOS DE LA RESTITUCIÓN DEL CULTO
Publicado en la edición impresa de El Observador del 30 de junio de 2019 No.1251