Álvaro Vega, hijo de nicaragüenses, vive en Estados Unidos. Comenzo su carrera como cantante de rap mundano, y pensaba que si se hacía rico y famoso lograría ser feliz.

Empezó a tener cierto renombre como rapero, pero se dio cuenta de que esto no lo llenaba.

Un día encontró La imitación de Cristo, y el Señor empezó a hablarle a través de ese libro.

Así fue que «tuve un encuentro personal con Dios que cambió mi vida», comenta. «Me di cuenta de que yo estaba viviendo una vida terrenal, siguiendo las cosas del mundo, cosas que cuando me muriera no me iba a poder llevar conmigo. Lo más esencial era mi alma y me di cuenta de que la había ignorado.

«Por haber sido católico sabía quién era Jesús pero no lo conocía. Ahí decidí entregarle mi vida al Señor y en ese instante cambió mi vida».

Su conversión fue en serio y, por tanto, radical. Así, después de rapear pero con letras mundanas, llenas de palabras obscenas y frases vulgares, se convirtió en un cantante de rap cristiano, por lo que su ritmo y su inspiración van al son de su amor por Jesucristo. Así dice, por ejemplo, una de sus letras:

«El hombre en este mundo es un peregrino / que solamente en Jesús encuentra su destino, / Que el Señor nos ilumine este camino / para llegar al Cielo con corazón de niño».

Álvaro actualmente también es un seminarista, pues se siente llamado por Dios al sacerdocio ministerial a fin de servir al Señor para siempre y de manera total. Y causa sensación en YouTube con dos videos suyos al ritmo hip hop, uno en inglés y otro en español, con los cuales evangeliza a los jóvenes.

TEMA DE LA SEMANA: VOLVER A KEMPIS PARA ECHAR ALMA

Publicado en la edición impresa de El Observador del 21 de julio de 2019 No.1254

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