Por José Ignacio Alemany Grau, obispo

Reflexión homilética 12 de Enero de 2020

Recordemos una vez más que el bautismo de Juan a Jesús fue un simple rito penitencial al que Jesús se sometió por humildad.

El mismo Juan nos dirá que su bautismo era de agua, pero el que instaure Jesús será con Espíritu Santo y fuego.

Aprendamos las lecciones que nos trae este domingo con el cual acaba todo el ciclo de Navidad.

  • Prefacio

El prefacio nos presenta la teología profunda del bautismo de Jesús en el Jordán. En el Dios… “ha realizado signos prodigiosos para manifestar el misterio del nuevo bautismo”. Se trata, pues, del bautismo como sacramento fundado por Jesucristo.

“Hiciste descender tu voz desde el cielo, para que el mundo creyese que tu Palabra habitaba entre nosotros; y por medio del Espíritu, manifestado en forma de paloma, ungiste a tu siervo Jesús, para que los hombres reconociesen en Él al Mesías, enviado a anunciar la salvación a los pobres”.

  • Isaías

Nos habla del siervo de Yavé a quien el profeta llama elegido y preferido de Dios:

“Sobre él descenderá mi espíritu” para traer lo que tanto necesita la humanidad, la justicia, en un mundo de injusticia e inquietud, la luz en un mundo de oscuridad y confusión y la alianza, donde tanto se traicionan los compromisos y promesas.

Este siervo del Señor es el liberador y Señor esperado.

Se trata del primero de los cuatro cánticos de Isaías sobre el siervo del Señor.

Al leerlo vemos que se puede referir a una persona concreta o a un grupo; es decir, a Israel o como lo ha entendido la Tradición cristiana, a Jesús de Nazaret.

A Jesús lo aplica también la liturgia.

  • Salmo 25

Exalta el poder de Dios sobre toda la creación.

Dios es Señor de todo y todo el mundo le está sometido.

Por su parte los fieles glorifican al Señor:

“En su pueblo un grito unánime: gloria”.

  • Pedro

En casa de Cornelio Pedro proclama el Kerygma, es decir, el anuncio claro y valiente de Jesús que tiene fuerza de conversión.

No hemos de olvidar que el kerygma es el resumen de todo lo que debe predicar un discípulo de Jesús.

Será bueno que meditemos y analicemos esta predicación de Pedro que, impulsado por el mismo Dios, va por primera vez a la casa de un pagano para llevar el Evangelio.

De esta manera Pedro visita una familia pagana, él que pensaba que el Evangelio era solamente para los judíos. Y Pedro empieza su discurso con humildad reconociendo que el Evangelio, es decir Jesús, es para todos.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda lo que sucedió en el bautismo de Jesús:

“Se abrió el cielo y se oyó la voz del Padre: este es mi Hijo amado, escuchadlo”.

La humanidad fue testigo del misterio trinitario:

El Dios único del Antiguo Testamento era Trinidad. Y en el comienzo de la vida pública de Jesús aparece claro este misterio, el más grande de la fe que se nos da a conocer con la llegada de  Jesús.

  • Evangelio

Es el relato que nos hace San Mateo, nuestro compañero en el ciclo A sobre el bautismo de Jesucristo.

En él meditamos:

+ La verdadera humildad de Juan que no es de palabrería sino que es sincero en reconocer que no le toca a él bautizar, pero en su sencillez acepta y él, el precursor, bautiza al Redentor.

+ Juan bautiza con agua y oración, como se solía hacer en aquel tiempo y aún ahora en muchos lugares no católicos.

+ Jesús sale del agua. Se abre el cielo, y aparece el Espíritu Santo como una paloma que se posaba sobre Jesús. Al mismo tiempo “vino una voz” del cielo que decía: “Este es mi Hijo, el amado, el predilecto”.

De esta manera, tenemos la revelación del Padre, la voz. El Hijo que está en el agua y el Espíritu Santo que como es puro Espíritu se hace sensible bajo el signo paloma.

Que en este día aprovechemos para revivir el misterio primero, el más maravilloso de nuestra fe.

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