Por P. Fernando Pascual

No puedo seguir en el camino del bien sin ayuda. Necesito consejos, necesito fuerza, necesito apoyo, necesito esperanza.

Muchos me pueden dar una mano. Familiares, amigos, conocidos, con su mirada y sus palabras me han ayudado tantas veces a ser mejor.

Pero en ocasiones ni las mejores ayudas humanas son suficientes para vencer mi pecado, para romper mi pereza, para lanzarme a superar mis miedos.

Por eso, necesito tu fuerza, Señor. Porque solo una presencia que viene del cielo es capaz de romper con el pecado y levantar a quien está caído.

No sé si podré seguir adelante por más tiempo. El cansancio se hace notar. Las tentaciones a veces arrecian. Las dudas amenazan mi corazón.

Sin embargo, estoy seguro de que Dios no abandona a quien, humilde y filialmente, lo invoca lleno de esperanza.

Por eso, a pesar de que algunos dicen que no puedo, incluso a pesar de mis desconfianzas, voy a seguir en la lucha.

El resultado solo puede ser bueno cuando Tú inspiras y acompañas cada gesto, cuando tu Palabra guía mi mente y fortalece mi corazón.

Ante mí, hay nuevas oportunidades para amar. Miles de seres humanos esperan que les ofrezca una palabra, una sonrisa, una mano.

Señor, lo que me has dado te lo devuelvo al servir a mis hermanos. Por eso, con la ayuda de fuerza, hoy vuelvo a empezar. Y Tú, que eres bueno, me darás la gracia para perseverar en el amor hasta el final.

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