En plena pandemia, con miles muriendo cada día en el mundo, con millones de personas en peligro de enfermar, y ya con mucha gente pasándola mal porque vio cerrada su fuente de trabajo, hablar de “fiesta” parece fuera de lugar.
Y, sin embargo, es tiempo de celebrar, pues estamos en la mayor fiesta de todas: la Pascua de Resurrección.
A pesar de todo
Explicaba Juan Pablo II en su carta apostólica Dies Domine:
“Todo lo que ha de suceder hasta el fin del mundo no será sino una expansión y explicitación de lo que sucedió el día en que el Cuerpo martirizado del Crucificado resucitó por la fuerza del Espíritu y se convirtió a su vez en la fuente del mismo Espíritu para la humanidad. Por esto, el cristiano sabe que no debe esperar otro tiempo de salvación, ya que el mundo, cualquier que sea su duración cronológica, vive ya en el último tiempo”.
En el siglo IV, san Atanasio escribió: “La Pascua verdadera es la abstinencia del mal, el ejercicio de la virtud y el paso de la muerte a la vida. Es esto lo que se aprende de la imagen antigua. Entonces se esforzaban en pasar desde Egipto a Jerusalén; ahora nosotros nos esforzamos en pasar de la muerte a la vida. Entonces, del faraón a Moisés; ahora, del diablo al Salvador”.
Es decir, la Resurrección del Señor no significa la eliminación de epidemias, hambrunas, guerras, persecución y muerte para sus discípulos que aún peregrinan en el mundo. El triunfo de Jesús es mucho más importante que eso. Así lo explicó Benedicto XVI en 2010:
“Es un acontecimiento que ha modificado profundamente la orientación de la historia, inclinándola de una vez por todas en la dirección del bien, de la vida y del perdón. ”.
Entonces, ¿celebramos o no celebramos esta enorme fiesta de 50 días? ¡Claro que sí! Con un corazón que agradece enormemente a Dios y lo adora; y dejando de temer a la muerte, sabiendo que el Señor nos espera y nos ha reservado un lugar en su Reino celestial.
Dice san Agustín:“¿Quién es el que celebra la Pascua sino quien pasa de la muerte de los propios pecados a la vida de los justos (…)? ¿Quién es el que celebra la Pascua sino quien cree en Aquel que ha padecido en la Tierra, para reinar con Él en el Cielo? “.
Aprovechemos que un virus nos ha despojado de nuestra vida de antes. Convertidos, no seamos ya más del mundo sino sólo de Cristo.
TEMA DE LA SEMANA: ¿ESTA PASCUA HAY ALGO QUÉ CELEBRAR?
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 12 de abril de 2020 No.1292