Juan Pablo II, el santo que priorizó el valor de los jóvenes y la familia.
Por Sergio Estrada
El pasado 18 de mayo se conmemoró el centenario del nacimiento de san Juan Pablo II. El Papa que viajó por todo el mundo para evangelizar, cumpliendo la misión que le fue asignada. El cuidado de los jóvenes y la familia fueron los sectores más importantes en los que san Juan Pablo II puso especial interés, debido a que son los cimientos en los que se fortalece la sociedad.
En esta conmemoración el Papa Francisco señaló: “San Juan Pablo II ha sido un don extraordinario para Dios, para la Iglesia y su natal Polonia, iniciando su apostolado el 18 de Mayo de 1920 en Wadowise, Polonia, y que fue marcado por la pasión de la vida, recordándolo como un grande de la Misericordia”.
San Juan Pablo II canonizó a santa Faustina Kowalska e instituyó el Domingo de la Divina Misericordia a la luz del amor misericordioso de Dios. También captaba lo específico y la belleza de la vocación de los hombres y las mujeres, además de entender las necesidades de niños, jóvenes, hombres y mujeres, así como los condicionamientos sociales y culturales que hoy se pueden experimentar conociendo su vida y sus enseñanzas.
También se recuerdan las numerosas visitas a nuestro país en donde causó gran júbilo de amor y de esperanza confirmando y reconfirmando a nuestra nación con las frases: “México siempre fiel” y “El Papa es mexicano”. Esos momentos fueron entrañables, llenos de júbilo y esperanzadores. Nuestro país quedó confirmado al seguimiento de Jesús y a nuestra Madre Santísima de Guadalupe.
Sus enseñanzas representan un punto referente para encontrar soluciones concretas a las dificultades, a los desafíos que las familias y la sociedad afrontan en nuestros días.
Como estudiante, experimentó las atrocidades del nazismo, y como sacerdote y obispo, enfrentó al comunismo en una prueba de madurez que se fortalece en Jesucristo vivo.
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 14 de junio de 2020. No. 1301