Entre desinfección, máscaras sanitarias, marcadores de distancia y termógrafos.
Los fieles vuelven a misa y a confesarse.
Por Ary Waldir Ramos Díaz / Aleteia en El Observador
Tras 71 días de encierro vuelven las confesiones y las Misas en las pequeñas capillas en los altares laterales de la basílica vaticana. El Papa Francisco realizó la Misa el lunes 25 de mayo en el altar de la tumba de san Juan Pablo II. Con la reapertura vuelven los fieles y los turistas a San Pedro y las basílicas papales de Roma.
Se trata de un recomenzar en el templo más emblemático del cristianismo en Europa y con esto se abren las puertas de las iglesias de toda Italia para la celebración de las Misas con fieles, después de las medidas más duras de confinamiento por el coronavirus y que dieron lugar a las innumerables transmisiones en vivo. Por el momento, Francisco continuará presidiendo las audiencias generales y el Ángelus sin fieles y a
puertas cerradas.
El imperativo del Papa en esta fase II es respetar las medidas de seguridad para proteger al pueblo de Dios. Así lo remarcó un día antes de la reapertura en el Regina Caeli cuando recomendó a los fieles que fueran escrupulosos: “por favor, sigamos adelante con las normas y prescripciones que nos dan, a fin de salvaguardar la salud de todos y del pueblo”.
Los sacerdotes celebrantes deberán atenerse a los protocolos establecidos por las autoridades italianas (gobierno) y los obispos locales (CEI). Llevar guantes desechables y tapabocas durante la Misa, por ejemplo.
Ayer algunas decenas de personas, especialmente fieles romanos, entraron en la basílica vaticana en forma escalonada, durante las celebraciones se asegura el respeto de las distancias. Un lugar sagrado que recibe al año un millón de personas pero que lució igualmente vacío.
Para entrar en la basílica hay que llevar mascarillas y desinfectarse las manos, seguir la fila a distancia a lo largo del camino delimitado por las barreras y bajo la columnata hay rayas amarillas en los adoquines que marcan la distancia de dos metros de distancia social mínima.
Los avisos recuerdan las reglas para los visitantes y a la entrada se mide la temperatura con termógrafos. La entrada al Museo es el único punto interno con el termógrafo. El otro está afuera, bajo la columnata. Los visitantes que no superan los 37 grados y medio, son dirigidos a los detectores de metales.
En las Misas en las pequeñas capillas solo se permite un máximo de 19 personas a la vez, sentadas a distancia por cada banca, máximo tres personas. Las confesiones son posibles, pues se han aplicado protecciones de plexiglás en la retina que separa al fiel del sacerdote.
La Plaza de San Pedro está cerrada al público, excepto los pasillos delimitados por barras de metal para llegar hasta la basílica. Las catacumbas debajo de la basílica y la cúpula de Miguel Ángel están cerradas debido a que los espacios son demasiado estrechos, los ascensores y las escaleras no permiten mantener las distancias.
Antes de la reapertura, la Santa Sede también ha desinfectado las cuatro basílicas papales de Roma, San Pedro del Vaticano, Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros.
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 31 de mayo de 2020. No. 1299