Siempre hay una opción para ayudar a quienes más lo necesitan.
Por Mónica Muñoz
Últimamente, parece que los días son iguales, no notamos la diferencia entre lunes y jueves, incluso se hacen bromas al respecto, como: “¿quién deseó en año nuevo que todos los días fueran domingo?”, porque el hecho de haber suspendido nuestras actividades normales desde hace ya dos meses, nos han hecho cambiar por completo nuestros hábitos y rutinas. Incluso, ante la desesperación de mucha gente, vemos que, desoyendo las recomendaciones de las autoridades, cada vez más personas han terminado por su cuenta la cuarentena. Y no los culpo, pues no es sencillo estar encerrados sin sentir que el poco espacio en donde nos movemos, nos ahoga, y más en esta época de calor, que influye también para que los ánimos se enciendan y se desencadenen discusiones a la menor provocación.
Sin embargo, creo que debemos permanecer optimistas, pues, aún en medio de la crisis, se abre una opción para hacer llegar la ayuda a quienes lo requieran. Concretamente se están haciendo grandes esfuerzos en las parroquias para apoyar a quienes tienen dificultades económicas, por lo menos para que puedan llevar algo de alimento a sus hogares.
Con el proyecto “REVES”, Redes Vecinales de Solidaridad, los obispos de México han pedido a todos los sacerdotes y agentes de pastoral social que unan esfuerzos y, junto a empresas y bienhechores de la sociedad civil, en muchos templos se están preparando despensas y se han abierto comedores para tender la mano a los más necesitados.
Así fue como nació en la Diócesis de Celaya la “Iglesia Samaritana”, cuyos miembros se están encargando de reunir lo indispensable para que los más vulnerables puedan tener un plato de comida en su mesa. La Iglesia Samaritana a diario está atendiendo muchas personas, no sólo con alimento, también lo hace con ayuda profesional, pues un grupo de psicólogos y tanatólogos brinda acompañamiento de manera virtual para aquellos que están atravesando una situación de duelo o requieren hablar con un especialista.
Además, un grupo de sacerdotes se ha preparado para asistir a los enfermos de COVID-19 de manera segura y cercana, en los hospitales. Si deseas saber cómo unirte, toda la información necesaria está en la página de Facebook Iglesia Samaritana Celaya.
Creo que, a pesar de la grave situación por la que estamos atravesando, aún podemos constatar que el deseo de solidaridad es muy grande. Sobre todo hoy, que estamos viviendo tiempos de encuentro y purificación, aprovechemos las circunstancias y saquemos lo mejor de ellas, ya sea ayudando a los demás, permitiendo que nos ayuden o mostrando empatía con los que están enfrentando de cerca las consecuencias de este mal que aqueja al mundo. No dejemos que el pesimismo nos invada, estemos atentos a lo que nos corresponde hacer y demos testimonio de amor para que los niños, adolescentes y jóvenes aprendan de nosotros que, aun en momentos difíciles, la caridad ejercida con sencillez y desprendimiento puede ayudar a los hermanos a tener esperanza de que el futuro será mejor. ¡Ánimo!
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 31 de mayo de 2020. No. 1299