Ante la compleja realidad que nos toca vivir el pueblo necesita certeza de fe en el corazón.
Redacción
La situación en México nunca ha sido igual para todos y menos ahora que acecha una pandemia desde hace más de 100 días. En distintos mensajes los obispos de México han manifestado su preocupación y cercanía con los fieles que han perdido su fuente de ingreso, los que se han contagiado y aquellos familiares que han perdido a un ser querido a causa del covid-19. En un nuevo documento, emitido el 29 de junio pasado, vuelven a reiterar su compromiso con el pueblo de Dios, abrazando a todos aquellos cuyas necesidades se hacen más profundas.
“En medio de la pandemia, los obispos mexicanos abrazamos a nuestro pueblo en su dolor y lo alentamos en la esperanza. Sólo si estamos unidos y haciéndonos cargo los unos de los otros, podremos superar los actuales desafíos globales y nacionales, buscando cumplir la voluntad de Dios, que quiere que todos sus hijos vivamos en comunión y a la altura de nuestra dignidad”, se lee en el documento.
Los obispos hacen un llamado a las autoridades a brindar la mejor atención posible a los enfermos, así como a informar con transparencia sobre la extensión y evolución del contagio, para que se tome conciencia. Además reconocen el papel de las familias y su capacidad para cuidar a los enfermos más vulnerables.
Así mismo, urgen a todos los sectores competentes: al gobierno, empresarios y sociedad en general, a no dejar en el desamparo a todas aquellas empresas que se han visto forzadas al cierre o que se declararon en quiebra, dejando a la deriva a miles de empleados, jóvenes y padres de familia, que no estaban preparados para algo así.
A la falta de atención y el desempleo se suma la violencia tanto dentro como fuera del hogar, por ello piden a los fieles alzar la voz, para que la justicia se haga efectiva y los culpables tengan castigo. Esta situación, dicen, “nos desafía a seguir creciendo en empatía y compasión, especialmente con los más pobres y vulnerables, con los que están perdiendo todo, con quienes sufren la enfermedad o la muerte de un familiar”.
Los prelados también abrazan la cultura democrática y la auténtica promoción del bien común, para que prevalezca el diálogo, de cara al 2021, y se fortalezcan las instituciones autónomas, para así borrar la larga historia de imposición y manipulación.
Finalmente, abrazan a la comunidad educativa, a la que se han sumado los padres de familia, para seguir formando a niños, adolescentes y jóvenes que están dentro de un sistema con carencias y desigualdades. Para ello, llaman replantear la política social, “con el fin de encauzar nuestros principales esfuerzos de inversión de recursos, talento y creatividad, en este sector vital para nuestro desarrollo”.
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 5 de julio de 2020. No. 1304