Siempre de buen humor y siempre dando el consejo que lo hizo famoso: “Por favor recuerde siempre, mañana será un buen día”
Por Jaime Septién
Sir Thomas Moore, capitán del ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial, homónimo del santo patrono de los políticos, ha muerto con cien años de edad víctima de la Covid-19.
Por la edad y por el virus que lo llevó finalmente a la tumba, no es noticia su muerte. Pero sí lo es por la caminata que a su siglo de edad llevó a cabo en el patio trasero de la casa de su hija y que conmovió a Gran Bretaña en las horas difíciles del primer confinamiento.
Aquella caminata de las primeras semanas de abril la hizo para recaudar dinero para los trabajadores de la salud británicos, sorprendidos y rebasados por la primera ola del coronavirus. La imagen del Capitán Tom en su andadera se volvió viral.
Propósito rebasado
Su propósito inicial era recaudar, a través de redes sociales, mil libras esterlinas para el Servicio Nacional de Salud de Gran Bretaña (NHS, por sus siglas en inglés). Lo iba a hacer caminando cien vueltas en el jardín de la casa en Bedfordshire donde vivía con su hija menor, Hannah, y su familia, en ocasión de su centésimo cumpleaños (había nacido el 20 de abril de 1920)
Rengueando con su andadera, siempre de buen humor y siempre dando el consejo que lo hizo famoso (“Por favor recuerde siempre, mañana será un buen día”), el Capitán Tom al completar su ciclo logró recaudar 33 millones de libras esterlinas (unos 36 millones de euros). De hecho lo que lo catapultó a la fama fue la etiqueta en Twitter, #TomorrowWillBeAGoodDay.
Si para el resto de Inglaterra (y del planeta) 2020 fue un año horrible, la figura encorvada del viejo Capitán, su gesta heroica y el oleaje de solidaridad que desencadenó no solamente en su país sino en países tan lejanos como Japón, fue para muchos un rayo de luz.
También lo fue para él y para su familia. En el comunicado de ésta al dar a conocer su muerte por Covid-19 fue muy claro: “El último año de la vida de nuestro padre fue extraordinario. Se rejuveneció y experimentó cosas con las que solo había soñado”.
Inspiración de muchos
Esas tres semanas de abril, en las que tardó en dar las cien vueltas, fueron para el veterano de la Segunda Guerra un bálsamo y una enorme felicidad. Había podido, con su andadera, encender los corazones de esperanza de millones de personas abatidas por la pandemia.
Tanto fue su fama que la Reina Isabel II, lo nombró caballero (de ahí el haber ostentado el título de Sir) en una ceremonia en el Palacio de Windsor. Y el 16 de abril, cuando culminó su hazaña, hubo una Guardia de Honor en el camino que lleva a su casa por parte del Ejército inglés.
Abrumado por los honores del último trecho de su vida, el Capitán Tom no dejaba de sonreír y de mostrarse agradecido, sobre todo con la Reina, al haber recibido el título de Sir, cuando en su pecho colgaban ya muchas medallas al mérito militar.
“Su Majestad disfrutó mucho conocer al Capitán Sir Tom y su familia en Windsor el año pasado”, dijo el Palacio de Buckingham en un comunicado. “Sus pensamientos, y los de la familia real, están con ellos, reconociendo la inspiración que brindó a toda la nación y a otros en todo el mundo”.
Mañana será un buen día
Sir Tom se había fracturado una cadera al caerse de la motocicleta que conducía a los 98 años. Fue una apuesta familiar y la atención del sistema médico inglés que recibió, lo que motivó su caminata. Y algo más que él explicó en su autobiografía.
“La gente me dijo que había algo en mi pequeño paseo que cautivó los corazones de quienes todavía estaban en shock por la crisis. Con un número creciente de muertes y la perspectiva de meses de encierro, todos estaban desesperados por tener buenas noticias. Aparentemente, un ex capitán del ejército de 99 años que había luchado en Birmania, se estaba recuperando de una fractura de cadera, y hacer su parte por el NHS era justo lo que necesitaban”.
Dedicó su autobiografía, “Mañana será un buen día”, a “todos los que sirven en la primera línea de cualquier batalla, ya sea militar, psicológica o médica”. Una dedicatoria que nos recuerda que esos héroes anónimos todavía hay quien los reconozca. El Capitan Tom el primero.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de febrero de 2021 No. 1336