La pandemia nos ha enseñado lo que las personas pueden lograr cuando asumen responsabilidad unas por otras.
Por Angelo De Simone
Constatar lo que esta pandemia ha hecho en el mundo, ha sido increíble. Ciertamente ha sido una época de conversión para muchos, una cuaresma prolongada donde nos sorprendimos superando muchos obstáculos pero que hoy, nos exige enfrentar nuevas batallas para prepararnos a resucitar en Dios. Hemos visto como ha brotado la planta de la caridad en tantos corazones que necesitaban nuevo abono para salir de sí mismos y empezar a ayudar al prójimo. Ahora bien, ¿Cómo vivir esta cuaresma en medio de una pandemia?
Como dije antes, la pandemia nos ha enseñado lo que las personas pueden lograr cuando asumen responsabilidad unas por otras, es decir, cuando somos corresponsables. Esta pandemia nos ha llevado a plantearnos muchas preguntas de corte existencial, enfrentándonos constantemente a nuestra vulnerabilidad y muchas veces sacudiendo nuestras certezas. Pero ese es, precisamente, el camino a Dios: aquel donde en el cuestionamiento y la crisis te levantas con más ánimo, con más fuerzas, con un corazón inquebrantable. Si miras atrás, verás el gran guerrero en que te has convertido, tu escudo de esperanza y tu noble corazón te ha hecho triunfar y salir adelante por una sola razón, la cual quizás no has hecho consciente: las ganas de vivir y amar.
Este tiempo de cuaresma, tan novedoso por toda la tormenta que vivimos, es un momento para preparar nuestros últimos metros al gran acontecimiento de la Resurrección, ese momento en que el Cristo que parecía haber muerto en nuestro corazón, está más vivo que nunca. Es tiempo de convertirnos y creer más en Dios, en no conformarnos con lo que hemos logrado sino ir más allá, apuntando a nuestra mejor versión y asumiendo nuevos retos.
Ha llegado el momento de luchar en la siguiente batalla, contra la pandemia más letal del mundo: la pandemia de la indiferencia. Para eso preparamos el corazón en cuaresma. Es nuestro deber como cristianos vacunarnos en este caso contra la desesperanza, ese virus que carcome cada espacio de nuestro cuerpo, entristeciendo ojos, debilitando músculos y marchitando corazones. Por eso te dejo 5 pasos que no fallan para vivir esta preparación de una manera especial y particular:
Ponerse en presencia de Dios: a través de la oración dialoga con Dios, háblale como a tú amigo porque realmente lo es y te está esperando. Expresa lo que sientes y dile como nos enseña San Ignacio: “Señor, que todos mis deseos, sentimientos y pensamientos estén orientados a encontrarme contigo”.
Crea un vínculo con aquel que te ama tanto. Toma cinco minutos al día para este diálogo y tu corazón experimentará una paz que podrás transmitir a los demás.
Practicar el ayuno: Esta práctica va más allá de no ingerir alimentos. Realmente consiste en el perseverar “ayunando” de aquello que verdaderamente me está haciendo daño en el alma, tomando la arcilla del corazón en nuestras manos y empezando a darle forma desde lo sencillo. Los ayunos de alimento ayudan a señorear en cierta medida el cuerpo pero debes iniciar también una transformación interna. Algunos ayunan de hablar mal del otro, de decir mentiras, de los comentarios soberbios ¿Tú de que necesitas ayunar para purificar tu corazón?
Actuar con caridad: realizar buenas acciones que incidan directamente en el bienestar de los demás es la clave del éxito en esta cuaresma. No tiene sentido hacer un sacrificio si no lo acompaño con una buena acción. Busca cosas positivas en aquellos que te han hecho daño, perdona a tus enemigos, llama a un amigo que tienes tiempo sin contactar, escríbele a alguien que se sienta triste, exalta las cualidades de los que te rodean. Deja que Dios utilice tus manos para hacer el bien. ¿Quieres dejar que el guíe tus manos para transformar el mundo?
Pedir por la salud del mundo: Es muy importante encomendar la salud física y espiritual del mundo. Oremos para que muchos queden sanos de sus dolencias y que su dolor, redima al mundo. Hoy, no lo dudo, mientras lees estas líneas, alguien que se encuentra sufriendo ofrece su dolor por tu bienestar y para que tú alcances la paz en tu corazón. Agradécele a Dios por ellos. ¿Tienes algo que te hace sufrir que puedes ofrecer a Dios para pacificar el corazón de aquellos que viven en tristeza y resignación?
Mantener intacta la fe: Últimamente nos sentimos en una de esas tormentas que hunden barcos. No tengas miedo. Pese a las turbulencias que nos presenta el mundo sigamos confiando en el poder de Dios. Pero ten en cuenta que la fe hay que pedirla también, como los discípulos, por eso en este momento te invito a decir “Señor, aumenta mi fe”. Te aseguro que no hay lugar más seguro en esta pandemia que en el refugio de la oración. ¿Te refugias en Dios en medio de la duda y la dificultad?
Esta cuaresma no la vivas como otras, donde la rutina y el sin sentido reinaban muchas veces en la preparación a la pascua del Señor, sino en cambio, permítete ser mejor, crecer, alzar vuelo. Dios te mira y sonríe, devuélvele la sonrisa con tu cambio de corazón, disponte a “convertirte y creer en el Evangelio”.
TEMA DE LA SEMANA: «CUARESMA CON LA CRUZ DE FONDO»
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 21 de febrero de 2021 No. 1337