Entrevista con Nathalie Becquart, recientemente nombrada subsecretaria del Sínodo de los Obispos 

“No hay impedimento ético para un católico que quiera vacunarse”, afirma Nathalie Becquart, recientemente nombrada por el Papa Francisco subsecretaria del Sínodo de los Obispos, en esta entrevista concedida a I.MEDIA. La religiosa francesa invita a quienes todavía tienen reparos para vacunarse a “ver más allá” y confiar en los especialistas, en los teólogos o expertos, que han ayudado a fundamentar la reflexión del Papa. 

–¿Cómo interpreta usted el aliento del Papa a promover la vacuna?

Estoy de acuerdo. ¡Al 300%! Me siento totalmente identificada con su posición: la vacuna no es solo para uno mismo, sino que es una responsabilidad ética ante las demás personas. Además, con la objetividad que da el paso del tiempo, podemos ver los efectos positivos. Para salir de la pandemia es necesario que puedan vacunarse el mayor número de personas. Al llegar al Vaticano, me informé inmediatamente. Tengo mucha suerte, pues el Vaticano ofrece a todos sus empleados la posibilidad de vacunarse y yo lo hice en cuanto pude. Creo que es muy importante que el Papa promueva este mensaje. Ciertamente coincide con el mensaje de otros muchos responsables, pero sin duda el Vaticano es el Estado que más ha hecho para promover la vacunación.

–El 8 de mayo pasado, el Papa pidió una “suspensión temporal de los derechos de propiedad intelectual” sobre las vacunas. ¿Qué opina usted sobre la suspensión de las patentes?

–No soy especialista sobre esas cuestiones. Ahora bien, me parece muy importante (y ese es el mensaje central del Papa) poder ofrecer la vacuna para todos y no sólo para aquellos que viven en países ricos. El Vaticano ha lanzado un mensaje claro para que las vacunas sean accesibles y, en ese sentido, me parece que la suspensión de las patentes es un elemento importante, aunque no hay que pensar que sea algo milagroso. La idea es hacer que la vacuna se convierta en un bien común para la humanidad. Esta pandemia ha sacado a relucir la interdependencia: nadie saldrá de esta situación por sí solo. No es suficiente que un país vacune a su población para que todo vaya bien, aunque trate de cerrar sus fronteras. Hay que ser solidarios, trabajar para que todos tengan acceso a la vacuna y no solo los privilegiados. En este sentido, me ha parecido bien que el Vaticano haya podido vacunar a las personas sin hogar, en colaboración con las asociaciones, en lugar de limitarse a sus empleados.

–¿Qué les diría a los fieles que tienen miedo a vacunarse, en particular, por motivos éticos? Algunos cuestionan las vacunas pues en su experimentación o producción se han utilizado líneas celulares procedentes de fetos.

–Yo les diría que confíen en quienes han trabajado sobre esas cuestiones de cerca. El Vaticano se pronunció a través de la Congragación para la Doctrina de la Fe. El mensaje es claro: no hay problema ético para un católico para vacunarse. Hay que ampliar la mirada, pues la reflexión ética es siempre compleja. En cierto sentido, es mucho menos ético poner a los demás en peligro por no vacunarse, que tomar la decisión de vacunarse. Los especialistas en teología moral y ética médica han hecho el análisis y el mensaje queda claro. A los cristianos les diría: confíen en la palabra del Vaticano, de los obispos. No es posible hacer tu propio análisis encerrado en tu habitación. Hay que reflexionar con los demás y apoyarse en la luz que nos pueden ofrecer.

–¿Y qué decir de los efectos secundarios?

–Puede haber efectos secundarios, pero la mayoría no son tan graves. Cuando analizamos las estadísticas, nos damos cuenta de que son mínimos. Ciertamente reciben amplio espacio en los medios. Hay que reflexionar en la evaluación del riesgo. Asumes un riesgo más grande cuando no estás vacunado que cuando te vacunas. Hay que reconocer que, si no te vacunas, corres el riesgo de atrapar el coronavirus de forma grave, y sobre todo, corres el riesgo de contaminar a los más frágiles. Si somos objetivos a la hora de objetivar estos miedos, legítimos, pero que hay que racionalizar, nos damos cuenta de que los riesgos son limitados.

–¿Cómo se ha asesorado el Papa Francisco para ofrecer una respuesta tan clara sobre las vacunas?

–Todo este trabajo se ha hecho con la comisión COVID del Vaticano, a través del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Este dicasterio trabaja con auténticos expertos, que ayudan a enriquecer la reflexión del Papa. Se basan en posiciones científicas y, al mismo tiempo, en una reflexión ética cristiana. Por este motivo, es importante invitar a las personas a que tengan confianza.

Por Claire Guigou

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