Nos habéis preguntado por un vídeo que circula por WhatsApp que afirma que las vacunas contra la covid-19 contienen nanopartículas con efectos secundarios irreversibles -aunque no especifica cuáles- y que la zeolita, el carbón de coco y el dimetilsulfóxido, conocido como DMSO, ayudan a mitigar las reacciones adversas por su capacidad de “capturar ingredientes” nocivos para la salud. Ambas afirmaciones son FALSAS. Actualmente, las únicas vacunas aprobadas contra el SARS-CoV-2 que usan nanopartículas son las de Pfizer/BioNTech y Moderna. Se trata de unas cápsulas lipídicas (bolitas de grasa) que protegen el ARN mensajero hasta llegar a la célula. Hasta ahora, ningún efecto secundario producido por las vacunas ARNm contra la covid-19 es irreversible, de acuerdo con los informes de farmacovigilancia. La zeolita y el carbón de coco -con propiedades absorbentes- y el DMSO -un tipo de disolvente- no forman parte de los tratamientos recomendados para combatir los efectos secundarios de las vacunas covid-19.
“Si tú crees que una marca u otra (de vacuna contra la covid-19) va a ser mejor, estás engañado realmente porque todas estas inyecciones tienen nanocomponentes con efectos secundarios irreversibles”
El vídeo comienza mostrando un artículo del diario digital El Confidencial titulado “El Pentágono desarrolla partículas invisibles para controlar tu cerebro”, que explica un proyecto del Departamento de Defensa de Estados Unidos basado en nanopartículas y campos magnéticos que tiene el objetivo de monitorizar y controlar las 80.000 millones de neuronas del cerebro. A partir de ahí pasa de forma confusa por varios temas (presencia de metales en vacunas e implantación de nanosensores en el organismo) hasta terminar afirmando que las vacunas contra la covid-19 tienen nanopartículas que provocan efectos irreversibles, aunque no menciona cuáles. En realidad, la noticia de que el gobierno estadounidense está investigando el funcionamiento del cerebro no es nueva. En 2013, el entonces presidente Barack Obama anunció una inversión de 100 millones de dólares (unos 82 millones de euros) para el programa BRAIN (cerebro, en inglés), “diseñado para revolucionar” el conocimiento que tenemos de este centro nervioso. En BRAIN participa DARPA, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados del Pentágono, especializada entre otras cosas en neurotecnología.
Las nanopartículas, sin embargo, son usadas en medicina principalmente como “vehículos que pueden llevar fármacos a distintos tipos celulares, de manera selectiva”, explica a Verificat la inmunóloga y redactora científica del Instituto de Salud Global (ISGlobal) Adelaida Sarukhan. De todas las vacunas que actualmente se han aprobado contra la covid-19, solo Pfizer/BioNTech y Moderna incorporan nanotecnología en su composición. “Usan nanopartículas a base de lípidos (grasas) para evitar su degradación en el espacio extracelular y facilitar la entrada del ARNm [una molécula que se degrada muy deprisa] dentro de la célula”, prosigue Sarukhan. De esta forma penetra en las células y les enseña a fabricar la proteína S, presente en el SARS-CoV-2, para que el sistema inmune reconozca este virus y pueda generar anticuerpos que eviten el desarrollo de la covid-19. Una vez dentro de la célula, las nanopartículas de grasa se fusionan con la membrana celular y liberan su contenido, detalla Lluís Montoliu, biotécnico del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en su blog.
Paracetamol para los efectos secundarios
Sarukhan señala que los efectos irreversibles que puedan provocar las nanopartículas están directamente relacionados con su composición. Pero “las vacunas contra la covid-19 usan nanopartículas a base de moléculas que no son tóxicas para nuestro organismo”, subraya Sarukhan, lo que desmiente la teoría del vídeo de WhatsApp. En la misma dirección, el informe de farmacovigilancia de mayo del Gobierno español, elaborado en coordinación con las autoridades europeas y donde se recogen respuestas adversas a las vacunas, no informa de ninguna reacción irrevocable de ningún tipo en relación a las vacunas de ARNm. Los efectos secundarios más frecuentes que dan Pfizer/BioNTech y Moderna son molestias en la zona del pinchazo, dolor de cabeza, febrícula y malestar corporal. El principal tratamiento recomendado para combatirlos es el paracetamol (acetaminofeno).
Ni la zeolita, ni el carbón de coco ni el DMSO, mencionados en el vídeo, aparecen en las listas de indicaciones médicas para paliar las reacciones. Las únicas vacunas que han registrado efectos secundarios irreversibles son las desarrolladas por AstraZeneca/Oxford y Janssen, diseñadas como vacunas de vector viral, tras asociar su administración con el fallecimiento de algunas personas que sufrieron posteriormente trombos.
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