Una persona ha grabado y difundido un vídeo a través de las redes sociales en el que avisa de que nadie sabe cuánto tiempo pasará el cuerpo produciendo la proteína S tras recibir una vacuna de ARN mensajero, y que este hecho es un peligro para la salud de las personas que se vacunen. Es FALSO. Pasados 15 días de la primera dosis de la vacunación, ya no se detecta proteína S en el cuerpo y, en caso de que la producción no parara nunca, este hecho sería, en realidad, beneficioso para la inmunidad de las personas vacunadas.
“La pregunta es, ¿cuánto tiempo van a estar nuestras células fabricando esta proteína de la espícula? La respuesta es que nadie sabe esto.”
En el vídeo, la persona desarrolla ampliamente el funcionamiento de las vacunas de Pfizer y Moderna, hechas a base de ARN mensajero, que son aquellas que inyectan en el cuerpo la parte de material genético del SARS-CoV-2 encargada de codificar la proteína S, presente en el SARS-CoV-2, para que el cuerpo desarrolle la inmunidad. Este material genético o ARN mensajero, muy frágil, se envuelve de unas cápsulas lipídicas (una especie de ‘bolitas’ de grasa) que lo protegen en su camino hacia la célula, donde se lee el material genético para que estas aprendan a fabricar la proteína. Según el vídeo, nadie sabe cuándo parará este proceso de fabricación.
“Esto no es así”, asegura a Verificat Jaime Jesús Pérez, médico de salud pública y vocal de la Asociación Española de Vacunología (AEV). Aunque se desconoce el número exacto de días (hay muy poca literatura científica al respecto) pero se estima que, como máximo, estaría unas semanas, “tal y como sucede con otras proteínas que fabrica el propio cuerpo”, explica la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (IDSA).
Conclusiones de un estudio piloto
Un estudio piloto con 13 pacientes publicado en la revista Clinical Infectious Diseases, ha investigado la producción del antígeno (un elemento extraño que entra en el cuerpo; en este caso, la proteína S) tras la vacunación con la inyección de Moderna. En él se ha encontrado que, si bien el día inmediatamente posterior a la vacunación el cuerpo ya presenta niveles detectables de antígeno, a los 14 días de haberse puesto la inyección, la mayoría de pacientes dejan de mostrar rastro del antígeno S1, una de las partes de la proteína S.
La proteína completa sigue el mismo patrón, volviéndose indetectable a los 15 días de suministrarse la primera dosis, según el mismo estudio.
“Que la proteína S estuviera de forma permanente [en el cuerpo] es una fantasía a favor del efecto de la vacuna“, asevera el experto, dado que, añade, “la respuesta inmune se mantendría y no habría una bajada de anticuerpos”. La inmunidad que puedan proporcionar las vacunas a largo plazo todavía se está estudiando, tal como indica el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) en su página web.
Técnica ultrasensible
El estudio ha utilizado una técnica ultrasensible llamada Simoa, que permite identificar concentraciones muy pequeñas de biomarcadores, es decir, aquellos elementos biológicos o bioquímicos que permiten identificar cómo responde el cuerpo tras la inoculación de la vacuna (en este caso, monitorizando tanto la proteína S como el antígeno S1). Así se han podido detectar los escasos antígenos que escapan de la zona de inoculación y se encuentran presentes en el plasma sanguíneo.
“La inmensa mayoría del antígeno que se genera a raíz de la inoculación del ARN se produce de forma local”, indica Pérez, quien añade que “que haya un porcentaje bajo que escape a esa reacción local, no tiene ninguna interacción con ningún mecanismo fisiológico ni patológico del organismo”. Es decir, que la poca proteína S (o fragmento S1) que pueda salir de la zona de inoculación no tendrá ningún efecto nocivo sobre la persona vacunada.
Desinformaciones recurrentes
No es la primera vez que Verificat aborda el asunto de la presencia de proteína S que circula en sangre tras la vacunación; también puede consultarse en los informes de calidad de las vacunas de Pfizer y Moderna que ha realizado la Agencia Europea del Medicamento.
A lo largo del vídeo, su autor presenta otras desinformaciones que Verificat ha desmentido en las últimas semanas, como que las vacunas de ARN mensajero son en realidad terapias génicas, o que han hecho aumentar el número de abortos entre mujeres embarazadas.
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