Una enseñanza que vale para todo en la vida: la familia, la escuela, las amistades, el trabajo, y, sobre todo, el respeto a uno mismo
Por Mónica Muñoz
Decían las abuelitas cuando nos mandaban a hacer alguna tarea y notaban que nos desagradaba: “ándale, rápido y de buen modo”, lo que, ciertamente, nos costaba trabajo, pero que, visto a la distancia, fue una enseñanza invaluable, ya que nos permitió, a quienes tomamos el consejo, aprender a hacer todo lo que nos toca de la mejor manera, sin que nos provoque mayor disgusto debido a que se trata únicamente de cumplir con nuestro deber, y más aún, evitar la desidia, porque de todos modos tendremos que ejecutar la acción.
Agrego lo que escuché hace poco de un hombre muy sabio: hay que hacer las cosas rápido, de buen modo y bien, porque, infortunadamente, estamos imbuidos en un ambiente en el que se piensa que no importa cómo salgan los compromisos, total, estamos en la época de lo desechable, o como diría el Papa Francisco, nos envuelve la cultura del descarte, por eso, si hoy algunas personas pueden deshacerse de los seres humanos sin mayor remordimiento, indudablemente los objetos correrán peor suerte.
Creo que no es difícil poner ejemplos para ilustrar cómo nos ha afectado este modo de vida, basta con ver las hechuras de la ropa, las cosas que venden en las tiendas de importaciones, baratas, es verdad, pero con una mínima utilidad, dudosa calidad y caducidad inmediata, que, no obstante, ha sembrado un mal hábito en la gente que desea comprar a bajo costo, aunque no le duren lo comprado.
Pero más lamentable resultan los servicios que brindan los particulares, no menciono a las grandes cadenas de empresas poderosas porque están sujetas a la competencia y deben procurar satisfacer a sus clientes en todo, para asegurarse su fidelidad y próximo consumo, me refiero a los dueños de negocios pequeños que no dudan en engañar a quienes confían en ellos, dando productos malos y ofreciéndolos como excelentes, esos son los que deberían cuidar a su clientela y empeñarse en mejorar sus productos y servicios, porque de ellos dependen para crecer y subsistir.
Y respecto al tema de la atención a las personas, debo remarcar que en la época de las ventas por internet, es fundamental no solo saber hablar para convencer sino cumplir con lo ofrecido para dejar una buena imagen en el comprador, quien, satisfecho, recomendará al vendedor y sus productos. Esto está ligado íntimamente a la ética, porque quien descaradamente engaña al que confía en él, no tiene siquiera idea del significado de esa palabra y del daño que le provoca a su propia imagen.
Lo que me lleva a centrarme en el planteamiento inicial: hay que hacer las cosas bien, rápido y de buen modo, porque si no cumplimos, ahuyentaremos a quienes quieran tener algún trato con nosotros. Y eso vale para todo en la vida: la familia, la escuela, las amistades, el trabajo, y, sobre todo, el respeto a uno mismo, porque quien no se dedica a mejorar, se convierte en un mediocre. Y eso solo lo puede remediar el mismo interesado. Así, mientras vivamos, acostumbremos a realizar nuestras actividades y encargos de la mejor manera, como si de ello dependiera nuestra vida, pues es necesario que demos ejemplo a las nuevas generaciones de que vale la pena esforzarse cada día para trascender.
No por nada los personajes importantes han destacado en su momento, por supuesto, la perseverancia ha sido su aliada, pero también el interés que han puesto en realizar sus encomiendas o mejor aún, sus propios inventos o ideas, sin desanimarse, sin dejar que otros los limitaran, pensando en superar todos los obstáculos para alcanzar la meta deseada, en fin, que en este sentido, la voluntad, el ánimo y la decisión tomada para actuar de tal o cual forma son factores indiscutibles para sobresalir y lograr los objetivos planteados.
Ciertamente, todo es cuestión de decidirse, planear, llevar a cabo y revisar los avances cada determinado tiempo para afinar detalles que pudieran estar fallando, pero lo más importante es poner todo el corazón en el proyecto, no importa que sea pequeño o sencillo, cualquier esfuerzo alcanzará su recompensa, pero es necesario poner manos a la obra y hacerlo bien y de buen modo, a manera de marca personal.
Solo así lograremos dejar huella de nuestro paso por esta vida, sobre todo en nuestros seres queridos. No solo lo pienses, ¡llévalo a cabo!
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de septiembre de 2021 No. 1365