Ya que septiembre es el Mes de la Biblia —cuya finalidad es hacer énfasis en la importancia de la Palabra de Dios escrita, a fin de que todos los fieles cristianos, de todas las edades y condiciones, se hagan el hábito de leerla—, no está de más preguntarse cuál es la versión en español (castellano) de las Sagradas Escrituras más recomendable de acuerdo con la edad del lector, su cultura, intención, etc.
¿DA IGUAL LA LECTURA DE CUALQUIER BIBLIA?
Alguno podría decir: “Si es Palabra de Dios entonces cualquier Biblia es igual”. En esencia debería de ser, pero así como, en el proceso en que fue escrita, el Espíritu Santo no dictó palabra por palabra a los hagiógrafos (los autores humanos) sino que los inspiró, respetando su idiosincrasia, del mismo modo, al ser traducida la Biblia desde las lenguas originales en que se plasmó (hebreo, griego y arameo) hasta el español o cualquier otro idioma, de nuevo el modo de pensar y hablar de los traductores juega un papel importante; por ello, para una persona del siglo XXI le será más difícil la lectura de una Biblia en castellano del siglo XVII que una traducida en el siglo XX.
MANIPULACIONES EN EL TEXTO SAGRADO
Por otra parte, algunos han hecho manipulaciones deliberadas de las Sagradas Escrituras para adaptarlas a sus intereses o creencias.
Así, por culpa de Martín Lutero, a las Biblias protestantes les faltan los 7 libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento: Tobías, Judit, I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc; además de 6 capítulos intercalados del libro de Ester, los versículos 24 al 90 del capítulo 3 de Daniel y sus capítulos 13 y 14 completos.
Aquí hay varios ejemplos de manipulación en algunas Biblias:
- En la versión favorita de los protestantes —la Reina-Valera— se lee así el saludo del Ángel a María en Lucas 1, 28: “¡Salve, muy favorecida!”, siendo que la traducción correcta es “¡Alégrate, plena de gracia!”, con lo cual la versión protestante minimiza deliberadamente la excelsa santidad de la Madre de Dios.
- En la versión de la secta Testigos de Jehová, llamada Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, los pasajes bíblicos que muestran explícita o implícitamente que Jesucristo es Dios son deliberadamente cambiados para negar su divinidad. Por ejemplo, donde dice: “la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios” (Jn 1, 1), esta versión dice: “la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios”; y cuando los Magos de Oriente, delante del Niño, “postrándose, le adoraron” (Mt 2, 11), los jehovistas escriben: “cayendo, le rindieron homenaje”.
TEMA DE LA SEMANA: LA CARTA DE DIOS PARA ENCONTRAR A SU HIJO
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 12 de septiembre de 2021 No. 1366