Por Jaime Septién
El estilo del cineasta español Juan Manuel Cotelo es inconfundible. Su buen hacer lo ha convertido en referente obligatorio cuando se trata de una nueva hornada de cineastas que quieren ir más allá de la buena voluntad católica para ganarse el derecho de admisión en el gran público (sin renunciar a la fe, antes, al contrario, buscando que la fe se inserte en los lenguajes de la actualidad).
Ahora ha terminado un proyecto que tiene que ver con la Navidad post pandemia, en el cual la familia tiene una presencia fundamental, pues la Navidad es la oportunidad de valorar lo sencillo, lo cotidiano, lo que nos da esperanza. Su película se llama “Tengamos la fiesta en paz”, y esto es lo que se propone Cotelo: que esta próxima Navidad sea una fiesta del corazón, del amor y, desde luego, de la Sagrada Familia.
–¿De dónde surge la idea de la película?
“Tengamos la fiesta en paz” surge de conocer a tantas familias que se aman durante toda la vida y se mantienen unidas. Hoy, destacan como fuente de luz y esperanza en una sociedad que sufre una pandemia de rupturas familiares. Las familias que se mantienen unidas, a pesar de las dificultades, nos demuestran que el amor en la familia no es una cuestión de suerte, sino una preciosa tarea diaria, que dura toda la vida.
–¿No es un poco arriesgado competir con la avalancha de películas navideñas que van a sacudir las salas de cine y las cadenas como Netflix este año?
Lo arriesgado es no hacer nada. Eso sí que es peligrosísimo, letal. Lo arriesgado es conformarse con los diagnósticos teóricos, las quejas, los pesimismos. Lo arriesgado es convertirte en espectador o crítico de lo que hacen los demás y quedarte paralizado por el miedo o por los cálculos de oportunidad. Nosotros asumimos los mismos riesgos que cualquier productor de cine del mundo, ni más ni menos. Y no vemos a los demás como competidores, sino como compañeros del mismo sector. Tres de nuestras producciones fueron adquiridas por Netflix para su catálogo mundial. ¿Cómo vamos a verlos como competencia? Son nuestros socios y amigos.
Por otra parte, no es cierto que haya una avalancha de películas navideñas. Sí hay películas con nieve, árboles, comida, regalos… pero muy pocas películas -o incluso ninguna- en las que los verdaderos protagonistas de la Navidad estén presentes. Me refiero a Jesús, María, José, los ángeles… ¿realmente crees que hay avalancha de películas navideñas, o más bien de películas que se presentan como navideñas, sin serlo?
–¿Qué historia cuentas y qué historia quieres que quede en el corazón de los espectadores?
Cada película cuenta una historia diferente. “Tengamos la fiesta en paz” cuenta una divertida historia familiar, una travesura infantil con la que tres hijos se proponen salvar a su familia. Y es una historia musical, en la que las canciones forman parte del guión, pues la música tiene una capacidad de penetración mucho mayor que cualquier otro lenguaje.
–¿Esta película, como las otras que has hecho, lleva el sello de la que Chesterton consideraba la mayor de las virtudes del catolicismo, es decir, la alegría?
¿Seguro que Chesterton dijo eso? Yo diría que la virtud mayor de cualquier persona -católica o no- no es la alegría, sino el amor que se manifiesta en acciones concretas de servicio a otra persona. La consecuencia de la generosidad es, muchas veces, la alegría, aunque también podemos ser generosos cuando estamos tristes o atravesamos graves dificultades, lo cual convierte ese acto de generosidad en más meritorio aún, que cuando la vida nos sonríe. La alegría y la paz son dones de Dios al alma, más que virtudes que alcancemos con nuestros esfuerzos.
–Hablando de Chesterton, él decía que quien está en contra de la familia no sabe lo que hace porque no sabe lo que deshace: ¿estás de acuerdo?
No he conocido jamás a alguien que esté en contra de la familia. Al menos, desde el punto de vista teórico. Pero sí he conocido a muchas personas que hacen daño a su propia familia, en la práctica. Yo mismo he hecho daño a mi esposa, a mis hijas, a mis hermanos, a mis padres… y no una vez, sino muchas veces. La defensa de la familia no es algo teórico, que se resume en estar a favor. La defensa de la familia es una cuestión cien por cien práctica, que puede medirse en los actos de servicio, concretos, que cada persona realiza cada día en su propio hogar. He conocido a conferenciantes que hablaban maravillas sobre la familia y que, en su propia casa, se comportan egoístamente. Por eso insisto en que esto no es una cuestión teórica. Esto no va de lo que sabemos o decimos, sino de lo que vivimos.
–Finalmente, ¿cuándo estrenas en tu país y cuándo en América Latina?
“Tengamos la fiesta en paz” se estrena en España el 3 de diciembre. Y en el resto de los países del mundo, cuando recibamos suficiente demanda a través de nuestra web www.tengamoslafiestaenpaz.com Así hemos procedido con las anteriores películas, que se han estrenado en 39 países. Los espectadores tienen la llave de los estrenos en todo el mundo.