El 4 de abril de 1999, día de la Pascua de Resurrección, Juan Pablo II publicó una Carta alos artistas, la cual lleva esta dedicatoria:

“A los que con apasionada entrega buscan nuevas ‘epifanías’ de la belleza para ofrecerlas al mundo a través de la creación artística”.

Entre los apartados que conforman el escrito, hay uno titulado “La Iglesia tiene necesidad del arte”, que a continuación transcribimos:

Para transmitir el mensaje de Cristo

“Para transmitir el mensaje que Cristo le ha confiado, la Iglesia tiene necesidad del arte.

“En efecto, debe hacer perceptible, más aún, fascinante en lo posible, el mundo del espíritu, de lo invisible, de Dios.

“Debe por tanto acuñar en fórmulas significativas lo que en sí mismo es inefable. Ahora bien, el arte posee esa capacidad peculiar de reflejar uno u otro aspecto del mensaje, traduciéndolo en colores, formas o sonidos que ayudan a la intuición de quien contempla o escucha. Todo esto, sin privar al mensaje mismo de su valor trascendente y de su halo de misterio.

“La Iglesia necesita, en particular, de aquellos que sepan realizar todo esto en el ámbito literario y figurativo, sirviéndose de las infinitas posibilidades de las imágenes y de sus connotaciones simbólicas. Cristo mismo ha utilizado abundantemente las imágenes en su predicación, en plena coherencia con la decisión de ser Él mismo, en la Encarnación, icono del Dios invisible.

“La Iglesia necesita también de los músicos. ¡Cuántas piezas sacras han compuesto a lo largo de los siglos personas profundamente imbuidas del sentido del misterio!

“Innumerables creyentes han alimentado su fe con las melodías surgidas del corazón de otros creyentes, que han pasado a formar parte de la liturgia o que, al menos, son de gran ayuda para el decoro de su celebración.

“En el canto, la fe se experimenta como exuberancia de alegría, de amor, de confiada espera en la intervención salvífica de Dios.

“La Iglesia tiene necesidad de arquitectos, porque requiere lugares para reunir al pueblo cristiano y celebrar los misterios de la salvación.

“Tras las terribles destrucciones de la última guerra mundial y la expansión de las metrópolis, muchos arquitectos de la nueva generación se han fraguado teniendo en cuenta las exigencias del culto cristiano, confirmando así la capacidad de inspiración que el tema religioso posee, incluso por lo que se refiere a los criterios arquitectónicos de nuestro tiempo. En efecto, no pocas veces se han construido templos que son, a la vez, lugares de oración y auténticas obras de arte”.

El arte y la ley del Antiguo Testamento

Juan Pablo II también hace un señalamiento sobre las enseñanzas del Antiguo Testamento acerca de las representaciones de Dios:

“La ley del Antiguo Testamento presenta una prohibición explícita de representar a Dios invisible e inexpresable con la ayuda de una ‘imagen esculpida o de metal fundido’ (Dt 27, 25), porque Dios transciende toda representación material”. Pero en el misterio de la Encarnación Dios se hizo hombre, pasando “a ser así el punto de referencia para comprender el enigma de la existencia humana, del mundo creado y de Dios mismo”; así que “de ello se deriva un desarrollo de la belleza que ha encontrado su savia precisamente en el misterio de la Encarnación”, representando a Dios desde la Navidad hasta su Pasión, Resurrección y Ascensión.

TEMA DE LA SEMANA: LA MUERTE Y EL MÁS ALLÁ: PREGUNTAS CON RESPUESTA

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 28 de noviembre de 2021 No. 1377

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