Por Ana Paula Morales
Esta es la segunda parte de la entrevista con el P. Antonio Vatseba, Provincial del Instituto del Verbo Encarnado en Ucrania, se le hicieron preguntas acerca de la situación que se está viviendo de guerra entre Rusia y Ucrania, y cómo la Iglesia está apoyando en esta crisis bélica, debido a que muchas familias han perdido a sus familiares, amigos, vivienda, trabajo, e incluso han perdido la vida.
Desde el comienzo de los bombardeos en Ucrania por parte de Rusia, ¿a cuántas familias se han recibido en el Templo o sus instalaciones para darles refugios? Y ¿cómo se desenvuelve el modo de vida de los refugiados?
Es difícil hablar de una cantidad exacta. La situación de cada familia es muy diferente. Algunos sólo llegan a pernoctar por una noche y luego continúan su viaje al extranjero, o hacia la parte occidental del país, otros se quedan por tiempo indeterminado. En total, son unas 20 familias las que hemos acogido en nuestras parroquias, sin contar otros centros de acogida para refugiados.
En el contexto actual del conflicto y de los ataques militares, ¿han habido algunas formas de ayuda de parte de la Iglesia, tanto Ortodoxa como Católica, para los civiles y refugiados? Como por ejemplo, suministro de alimentos, ropa, medicamentos, etc.
Por supuesto. Ayudamos en lo que podemos. Se podría decir que, casi todas las parroquias, tanto católicas como ortodoxas, son puntos de recogida de ayuda humanitaria, como por ejemplo: alimentos, ropa o productos de higiene, tanto para militares ucranianos como para migrantes.
Se han abierto corredores humanitarios hacia las ciudades más afectadas, como Járkiv, Kiev, Chernihiv, Irpín, Bucha y otras.
Los padres que han tenido que enviar a otros países a sus hijos como refugiados, ¿Cómo expresan en su fe la esperanza de volver a ver a sus hijos? Y ¿cómo enfrentan la posibilidad de perder la vida dejando así a sus hijos huérfanos?
Sé que existen tales situaciones, pero personalmente aún yo no me he encontrado con tales casos. En verdad hay familias en la que los padres se deben separar: las madres y los niños se van, y los padres se quedan para defender a su patria con las armas en la mano. Casos de este tipo hay muchos. Pero a pesar de la tragedia de la guerra, siempre existe la esperanza de que acabe pronto y todo vuelva a ser como antes.
Me gustaría que pudiera expresarnos, ¿Cuál es su experiencia con el Sacramento de la Eucaristía en este contexto de guerra? Es decir, ¿Cuál es la fuerza que le va dando el Señor al recibir la Eucaristía? ¿Cuál es su experiencia de ofrecer los sufrimientos por la conversión de las fuerzas atacantes rusas? O lo que ha surgido en usted tras el conflicto en su relación con Dios.
Es bastante simbólico que el comienzo de la guerra coincidiera con el comienzo de la Cuaresma. Es evidente que el estar especialmente unidos a Dios en este tiempo por la oración intensa, la penitencia y las obras de caridad nos ayudará a sobrellevar esta situación que estamos viviendo. Sí, mucha gente ahora se acerca al sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía, porque son el perdón y el amor de Cristo los que nos dan la paz interior que ahora falta debido a la amenaza externa de la guerra.