Los mensajes celestiales entregados a una religiosa italiana, la madre Eugenia Elisabetta Ravasio (1907-1990), son hasta ahora las únicas revelaciones privadas aprobadas por la Iglesia en las que el propio Dios Padre se manifiesta. Aquí hay algo de lo que la Primera Persona de la Santísima Trinidad dijo:

  • “Yo vivo con los hombres en una intimidad mayor que la de una madre con sus hijos. Desde la creación del hombre nunca he cesado, ni un solo instante, de vivir junto a él. Como Creador y Padre del hombre siento la necesidad de amarlo. No es que yo necesite de él, pero mi amor de Padre y Creador me hace sentir esta necesidad de amar al hombre”.
  • “Los hombres creen que yo soy un Dios terrible, y que precipito a toda la humanidad en el Infierno. ¡Qué sorpresa cuando, al final de los tiempos, verán muchas almas, que creían perdidas, gozar de la eterna felicidad!”.
  • “Una madre nunca olvida la pequeña criatura que dio a luz. ¿No es aún más hermoso que, de parte mía, me acuerde de todas las criaturas que he puesto en el mundo?”.
  • “Quisiera darles, incluso aquí abajo, la felicidad eterna, pero ustedes no han comprendido todavía esta palabra, y he aquí el significado: si me aman y si me llaman con confianza con el dulce nombre de Padre, comienzan ya desde acá abajo con el amor y la confianza que harán su felicidad en la eternidad”.

TEMA DE LA SEMANA: “SER PADRE: EL DON ABSOLUTO DE SÍ MISMO”

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 19 de junio de 2022 No. 1406

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