Hay señales y etapas que deben tomarse en cuenta para evitar fracasos y secuelas

Por Martha Morales

Los noviazgos destructivos son los posesivos e infantiles, los que asfixian, acosan, restan movilidad, tiempo, libertad, obstruyen y dificultan estudios, trabajo, deporte, relaciones familiares, sociales y amistades.

Un novio destructivo, no escribirá cartas a su novia querrá acompañarla a todas partes, estará constantemente tratando de experimentar con ella besos y caricias profundas. Además, buscará solo el lado sexual de la relación, le hablará por teléfono a todas horas, querrá verla desde temprano y procurará despedirse ya entrando la noche: Mostrará celos, hará amenazas y ejercerá una manipulación a veces escondida. Esa persona crea conflictos emocionales y quita la paz interior.

Cuando ama, el ser humano puede poner entre paréntesis su conveniencia, su comodidad, su placer. Amar es querer el bien; no es fácil perseguir el bien del otro porque hay una tendencia fuerte al egoísmo. Aquel bien que le ofrecemos a la persona amada ha de ser un bien real ha de ser algo que la mejore, y no que me beneficie sólo a mí.

Cultivar una amistad previa

La definición de noviazgo puntualiza que es un compromiso –aunque a algunos no les gusta hablar de compromisos- de trato afectivo adquirido entre dos excelentes amigos.

Los cónyuges, antes de serlo debieron ser los mejores amigos. En caso contrario su matrimonio puede fracasar. Los novios antes de novios deben ser excelentes amigos.

Los jóvenes buscan constantemente a la pareja ideal, o al menos adecuada, y con frecuencia se equivocan, se decepcionan. Cuando un amigo les hace ver los defectos del ser amado (idealizado) se enojan. Entonces el amigo (a) se aleja murmurando que “el amor es ciego”.

No siempre es bueno cambiar una amistad por un amor. Pero el verdadero amor –el amor maduro- no es ciego, no idealiza. Enamorados de una cara o de un cuerpo solemos enfermar de premura pasional se despierta en nosotros un deseo de besar, abrazar, de sentir la cercanía del otro.

Cuando alguien dice: “No tengo tiempo”, hay que preguntarle: “para qué”, porque tiempo hay mucho. Hoy, algunos no tienen tiempo para la amistad porque han perdido el gusto por la amistad.

 Etapas del enamoramiento

  • Cortejo. Existe una química, un magnetismo, una atracción, una alegría de vivir. Es la etapa de las declaraciones amorosas. El tiempo de duración de esta etapa puede ser desde unos días hasta unos meses.
  • Conocimiento. Es la esencia del noviazgo, la pareja se conoce profundamente. Se toman de la mano. Hay caricias ligeras. Es una etapa que puede prolongarse meses o años. Pero a veces no se conocen con el paso del tiempo, porque hablan de puros temas superficiales, o porque no se muestran como son. Si no se conocen los defectos del ser amado, no se le conoce en profundidad pues no hay seres perfectos.
  • Compromiso. Existe promesa de amor y fidelidad. Se habla de exclusividad en el amor. Esta etapa es en la que se planea el matrimonio. Para que el amor crezca es necesario que supere dificultades, por eso es contradictorio que –ante una dificultad- se busque la evasión, porque ésta impide que crezca el amor. Para superar una dificultad hay que luchar y fortalecer el carácter.
  • Intimidad. Se ha cimentado una relación profunda y hay una comunicación de nivel profundo de virtudes y defectos, de manera de pensar sobre el matrimonio y la educación de los hijos. Se piensa en el futuro, en estar juntos toda la vida, “en las duras y en las maduras”. Si no se confías en que el ser amado va a mejorar, no hay nada que hacer. Lo que hace cambiar a la persona es la fe que se tiene en ella, en su reforma.

Muchas parejas no siguen este orden, dejan fuera todo compromiso y abrevian hasta lo imposible el tiempo. En cuanto sienten amor buscan las caricias íntimas. Es el caso típico de las novelas y de algunas parejas de Estados Unidos. Los personajes se enamoran y se acuestan.

Una relación sin conocimiento (2ª etapa) y compromiso (3ª etapa) está destinada a fracasar y dejará graves secuelas.

Tomas Melendo dice que hay que purificar nuestros amores. Podemos mejorar en muchos aspectos, pero como personas sólo mejoramos cuando acrisolamos la categoría de nuestros amores.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de junio de 2022 No. 1404

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