Comprender mejor la figura del nuevo santo y mártir

Por José Antonio Varela Vidal

Días atrás, el santo padre Francisco canonizó a diez beatos. Su mérito: Haberse santificado, mediante un cristianismo fiel a los evangelios y pleno de amor hacia sus semejantes.

Uno de ellos fue el fraile carmelita y periodista, Tito Brandsma. El religioso holandés, nacido en el año 1881, fue asesinado sin piedad con una inyección letal en el campo de concentración de Dachau (Alemania), el 26 de julio de 1942.

Fue un hombre multifacético, pues junto a la dirección del periódico católico diocesano -que se resistió al dominio nazi-, también ejerció en su país como profesor y rector de la Universidad Católica de Nimega (actualmente Universidad Radboud), a lo que hay sumarle su faceta casi desconocida de poeta místico.

Un santo se hace

A fin de profundizar en la vena literaria del nuevo santo, dialogamos con el padre Javier Sancho, carmelita descalzo español, quien por 24 años fue el director del Centro Internacional Teresiano-Sanjuanista (CITeS) – “Universidad de la Mística” en Ávila (España), donde sigue ejerciendo de profesor y es quien administra la obra.

Partimos de lo que dijo el papa Francisco en la homilía de canonización de los diez beatos, en la que aseguró que “Estamos llamados también nosotros a servir al Evangelio y a los hermanos y a ofrecer nuestra propia vida desinteresadamente”. Al padre Sancho le pareció que en esto “encaja perfectamente” san Tito: “Cuando alguien como él, consagra su vida al Señor, va aprendiendo que el verdadero sentido y valor de la vida está en servir. Es el lema de vida de Jesús y de sus verdaderos discípulos: he venido a servir.

Al profundizar en otra parte de la homilía papal, referida a que cada santo es ahora “un reflejo luminoso del Señor en la historia”, brotó la pregunta: ¿Cuál sería ese reflejo, en el caso de Tito Brandsma?

“Su actitud de servicio” -no dudó en decirlo nuestro entrevistado. Y añadió: “Hoy en día, necesitamos tanto de aquellos que se dediquen al periodismo desde la verdad y el servicio a la gente, sin miedo a las ideologías reinantes y sin buscar el interés personal o de partidos”.

San Tito: místico y mártir

En otra parte de la conversación, nos detuvimos en lo que es propio del CITeS y a lo que el padre Sancho ha dedicado los mejores años de su vida: el misticismo en el Carmelo.

La inquietud es si acaso el CITeS incluirá a Tito Brandsma en su foco de investigación, como un místico “en medio del mundo”, tal como se le ha llamado…

Seguramente que sí”, fue su respuesta inmediata, asegurando que la tarea del centro académico es “desentrañar” el mensaje de los santos y “ofrecerlo a todos como orientación testimonial para la vida; y Tito puede ayudarnos mucho en la experiencia de la fe”.

Hay un poema escrito por nuestro santo, cuando era prisionero en Dachau y que se titula “Ante ti”. En uno de los versos, se desgarra con esta muestra de fidelidad: “Que, en mi desgracia, jamás el corazón llore tu ausencia; que todo lo hace fácil tu presencia y todo lo embelleces con tu gracia”.

Conmovidos ante este reflejo de fe y lealtad, mostrada por un hombre condenado a la muerte, le preguntamos al padre Sancho por qué nos cuesta tanto ser fieles a Dios…

“La debilidad siempre nos acompaña y nunca la venceremos simplemente, a fuerza de brazos”. A esta certeza le sumó una evidencia: “Hay una gracia y una luz que se forja en el corazón, mediante el encuentro orante y continuado con Jesús, tal como lo hizo san Tito”. De este modo, añadió-, “La vida se enriquece, desde dentro y entonces la fe se fortalece e ilumina. De otro modo, se reduce solamente a una práctica vacía”.

Vivir la mística hoy

A todos alienta constatar que la mística tenga un lugar tan preminente en una antigua Orden como la de los Carmelitas, aunque surge de inmediato la pregunta: ¿La mística podría “detener” la desacralización del mundo en que vivimos, el cual se desarrolla con una alta indeferencia religiosa?

El padre Sancho lo tiene claro:En gran medida, la desacralización y los fanatismos son síntomas de una fe vivida solo como norma, o tradición o ideología. La mística nos habla de encuentro, de apertura del corazón al Dios que nos habita, de experiencia personal y comunitaria de Dios, sin la cual, no hay verdadera religión”.

Confiados en que sus tantos años como profesor de Mística le han dado claridad sobre lo que hay que hacer, insistimos si acaso todos debiésemos conocer mejor a los místicos y sus obras…

La respuesta no se hizo esperar y vino como de quien sabe que es el primero de la clase y levanta la mano muy alto: “¡Sí! Porque nos enseñan a relacionarnos con Dios, como el Padre que nos ama y con Jesús que sigue vivo y que quiere relacionarse con cada uno. Los místicos buscan ser siempre auténticos y nos enseñan la verdadera oración, junto a lo importante que es amar a nuestro prójimo”.

Cuando visitamos el CITeS en Ávila, nos sorprendió gratamente ver colgados en las paredes, los cuadros de los grandes místicos carmelitas: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, junto a sus seguidores, como son Teresa de Lisieux, Edith Stein y Francisco Palau, entre otros.

Todos ellos dan su nombre a las aulas y auditorios, donde las personas pasan días de recogimiento y retiro para así, “entrar en nosotros y descubrir esa criatura amada por Dios que somos cada uno y descubrirle en nuestro interior, para amarle y dejarnos amar”, según define el padre Sancho el quehacer del Centro.

A la vez que invita a participar, a todo aquel que quiera vivir momentos de misticismo, aún mediante los servicios on line…

Para conocer más: www.mistica.es

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 12 de junio de 2022 No. 1405

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