Las imágenes religiosas siguen siendo motivo de desacuerdo entre cristianos: católicos y ortodoxos no las ven mal, mientras que en las decenas de miles de religiones protestantes casi todas las reprueban. Y algunos toman medidas extremas:
El 16 de julio de 2018, en una plaza pública de Colombia, el pastor protestante Elías Ospino Gascón, mientras predicaba sobre “idolatría”, destrozó una imagen de la Madre de Dios con un martillo. Dijo estar cumpliendo “un mandato divino”.
En julio de 2020, en Nueva York, una estatua de la Virgen con más de cien años de antigüedad, perteneciente a la institución católica Cathedral Prep School and Seminary, fue pintada a las 3:00 de la mañana con la palabra idol (ídolo).
Para no incomodar a los que piensan distinto, en ocasiones algunas instituciones católicas han tomado decisiones polémicas. Como la del colegio católico “San Doménico”, en California, EU, que en agosto de 2017 decidió quitar sus imágenes de Dios, la Virgen y los santos, argumentando apertura hacia todas las ideologías.
El desconocimiento de las Escrituras es, en realidad, la causa de estas controversias.
Entonces la mejor solución es la formación. Y, de hecho, no se trata de un asunto muy complicado:
Pequeña explicación
Para el cristianismo las imágenes no tienen el mismo significado que para los antiguos pueblos paganos, que las consideraban realmente dioses, y que con estas ideas contaminaban a los israelitas (Éxodo 32, 8; I Reyes 12, 28).
Pero “aunque a los ídolos se les haga algún bien, no pueden premiar o castigar en ningún caso (…). No pueden librar a un hombre de la muerte ni amparar al débil contra el poderoso (…). ¿Cómo, pues, puede pensarse o decirse que son dioses?” (Baruc 6, 32-39)
Dice el Decálogo: “No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto” (Éxodo 20,4-5)
Pero en el Antiguo Testamento, por orden directa del propio Dios, los israelitas hicieron diversas imágenes:
- De lo que está arriba en el cielo: los dos querubines del Arca de la Alianza (Éxodo 25, 18-20), y las otras estatuas angélicas que estaban en el interior del templo de Jerusalén (I Reyes 6, 23-29. 35; I Reyes 7, 29).
- De lo que está abajo en la tierra: de animales, como la serpiente de bronce (Números 21, 8-9), bueyes (I Reyes 7, 24-25. 44) y leones (I reyes 7, 29. 36); y de flora, como calabazas, capullos y palmas (I Reyes 6, 18. 29. 35), granadas y lirios (I Reyes 7, 18-20).
El templo israelita estaba, pues, repleto de imágenes esculpidas. ¿Será que el Altísimo se contradijo respecto de lo que ordenó en el Decálogo?
No. Sucede que en Éxodo 20, 4-5 la palabra hebrea que aparece es pésel, que significa ídolo, mientras que en la misma lengua existe otra palabra, tselem, para referirse a imágenes no idolátricas sino representativas, y pittúach, para referirse a imágenes decorativas.
La Iglesia católica no tiene ídolos sino imágenes representativas; “retratos”, por decirlo así, de Dios, la Santísima Virgen y los santos. Y una imagen que no es un ídolo no representa ningún problema, así que es perfectamente lícito tenerlas en los templos, así como las hubo en el templo construido por Salomón.
Y del mismo modo que, cuando los profetas y sacerdotes de Israel se postraban ante el Arca de la Alianza no adoraban una caja sino que su corazón se dirigía a Dios, un católico que se arrodilla delante de una imagen religiosa tampoco adora la estatua sino sólo a Dios Altísimo, pues ni siquiera a la Virgen adora, sino que la honra.
TEMA DE LA SEMANA: «IMÁGENES, SÍ; IDOLATRÍA, NO»
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 17 de julio de 2022 No. 1410