Por Mary Velázquez Dorantes

Un pueblo que camina buscando sueños, esperanza y nuevos horizontes, es el de los migrantes. Ellos son el nuevo pueblo peregrino que ha dejado atrás todo lo que tiene por construir un mañana diferente. Este pueblo también es parte del Pueblo de Dios, y la Virgen de Guadalupe los acompaña, no los deja porque también es su Madre.

Este 2023 la ola migratoria sacudió a América, el continente iluminado por la Morena del Tepeyac. Las rutas se volvieron más peligrosas para cada uno de ellos. Muchas vidas se han perdido en su caminar. Mexicanos, venezolanos, guatemaltecos, hondureños, ecuatorianos y salvadoreños caminan hacia el arribo de una nueva vida, arriesgando todo lo que tienen y son. Mientras que en esas jornadas de sol e inclemencia del tiempo llevan una mirada constante, un estandarte de esperanza que los motiva: La Virgen de Guadalupe.

La mayoría de ellos viaja con una estampa o imagen de la Virgen Morena, como le llaman. Otros le han dedicado su travesía y sus sufrimientos con la esperanza de llegar a un nuevo mundo. Muchos la señalan como la madre milagrosa que los salva de ser mutilados por “la bestia”. Para cada migrante María de Guadalupe representa un consuelo y son guadalupanos de corazón, incluso cuando tratan de cruzar una frontera.

Los desiertos de Sonora y Chihuahua son escenarios de miedo, agonía e incluso muerte. Muchos migrantes han perdido la vida porque se trata de uno de los cruces con mayor riesgo para ellos. El agua para quienes caminan por este valle ya es escasa, la frontera es una ilusión a causa del sol. Sin embargo, la sombra que les da cobijo y fuerzas para continuar caminado se llama Guadalupe: algunos rezan el Rosario, otros le cantan y le piden que no los deje abandonados.

El otro rostro de la moneda son los migrantes que se han consolidado en los Estados Unidos, aquellos que han comenzado un nuevo sueño, pero a sabiendas que no son sus tierras, ni sus costumbres. Migrantes en el país del norte reservan el 12 de diciembre para festejar a la “patrona”, como ellos le llaman, e inician los festejos con caravanas, misas y altares. Saben que están en tierras extranjeras, pero se encomiendan a la Virgen y Ella se vuelve el consuelo de estas comunidades.

Los migrantes buscan un refugio sólido, una custodia que los libre de todo mal: esa custodia es Guadalupe. Se trata de una veneración de cientos de miles que migran. Algunos realizan arte con la imagen de la Virgen, es parte de su colectivo. Los Ángeles, Nueva York, Chicago son tres de las ciudades donde el lema a la Virgen reza: “Protégenos de la migra”. El pueblo latino reconoce la mirada protectora de una madre que no desampara, sus altares se revisten de flores e incluso de sus documentos incompletos para que puedan pasar el proceso migratorio.

La patrulla fronteriza es un obstáculo a vencer. El hambre y los animales del desierto son los riesgos de estos migrantes, pero ellos se encomiendan a Dios a través de la Virgen de Guadalupe.  Los árboles y barrancos se vuelven los altares improvisados. Las caravanas se organizan para caminar, incluso con algunos cantos guadalupanos. Esta es la única forma en como los migrantes le demuestran su fervor y fe a la Morena del Tepeyac.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 10 de diciembre de 2023 No. 1483

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