Se desinvertirán 500 millones de dólares, con el objetivo de reducir el uso de fuentes de energía que dañan el medio ambiente, provocan el calentamiento global y alimentan la crisis climática. Dice el director de comunicación del Movimiento Laudato si’: “Para los católicos, desinvertir y no contribuir a la destrucción de la casa común es un imperativo”
Por Tiziana Campisi – Vatican News
Treinta y cinco instituciones religiosas en Bélgica, Brasil, Canadá, Irlanda, Italia, Reino Unido y Estados Unidos han decidido desprenderse de las empresas de combustibles fósiles. Así lo anunció el Movimiento Laudato si’, el Consejo Ecuménico de las Iglesias, Operation Noah, Green Anglicans y GreenFaith. En total, la desinversión asciende a 500 millones de dólares. Entre ellas se encuentran cinco diócesis y una catedral de la Iglesia de Inglaterra, dos diócesis católicas, la Iglesia Metodista de Irlanda; dos Sínodos de la Iglesia Reformada Unida, once órdenes religiosas católicas, la Sociedad Teológica Católica de América, dos universidades de los jesuitas de Estados Unidos y varias Iglesias locales.
Los combustibles fósiles alimentan la crisis climática
«En el 2020, el Vaticano pidió a las instituciones católicas que desinvirtieran de las empresas de combustibles fósiles dado su daño al medio ambiente. Felicito a estas instituciones proféticas que están desinvirtiendo hoy y animo a las instituciones de todo el mundo a que reduzcan nuestra dependencia de estas fuentes de energía dañinas desinvirtiendo de los combustibles fósiles», dice el padre Joshtrom Kureethadam, coordinador del Sector de Ecología del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que asiste al Papa en su labor sobre cuestiones medioambientales. Continúa el padre Kureethadam:
El anuncio de las 35 instituciones religiosas se produce tras una investigación de The Guardian sobre las mayores empresas de combustibles fósiles del mundo y varios proyectos de petróleo y gas «bomba de carbono» previstos que llevarían al planeta más allá de su objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5°C, con impactos catastróficos que podrían provocar el desplazamiento de cientos de millones de personas.
Apenas nueve meses después de la conferencia COP26 de Glasgow, en la que los líderes mundiales se comprometieron a «mantener vivo el 1,5», hay 20 empresas de combustibles fósiles con planes de expansión por un total de 932.000 millones de dólares que llevarían al mundo a superar el 1,5ºC de calentamiento. Y muchos gobiernos, como los de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Noruega y Australia, siguen aprobando nuevos desarrollos de combustibles fósiles que pondrán 1,5°C fuera de su alcance.
El movimiento mundial de desinversión en combustibles fósiles
En los últimos años ha crecido especialmente el movimiento mundial de desinversión en combustibles fósiles, que pide a las instituciones –universidades, instituciones religiosas, fondos de pensiones, autoridades locales y fundaciones benéficas – que retiren su dinero de las empresas de petróleo, carbón o gas por motivos tanto morales como económicos. La contribución de las entidades católicas es importante y significativa, explica Gabriel López Santamaría, director de Comunicación del Movimiento Laudato si’, que hace un balance de la composición de las últimas 35 entidades religiosas:
Estos organismos se unen a las más de 300 instituciones católicas comprometidas con la desinversión. Hace unos años, el movimiento global de desinversión parecía realmente algo puramente simbólico, pero el movimiento ha crecido y sigue creciendo cada año. Hace unos días, el arzobispo de Glasgow, William Nolan, instó a todas las instituciones católicas a que inviertan en combustibles fósiles como una forma de vivir su fe y trabajar contra la emergencia climática y la crisis de la biodiversidad.
La voz de las instituciones religiosas
El informe Invest/Divest del año pasado reveló que las instituciones religiosas representan más del 35% de todos los compromisos de desinversión en el mundo, más que cualquier otro sector. En cambio, más de 1.500 instituciones de todos los sectores, con activos totales de más de 40.000 millones de dólares, ya han asumido algún tipo de compromiso de desinversión en todo el mundo, desde un punto de partida de 50.000 millones de dólares en el 2014.
El 21 de junio, el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (Secam) emitió una declaración en la que pide a los gobiernos que tomen medidas urgentes y ambiciosas para proteger la biodiversidad. Los obispos también pidieron la paralización inmediata de la construcción del oleoducto de África Oriental hacia Uganda y Tanzania, un oleoducto que desplazará a más de 12.000 familias. Y el 18 de junio, el Consejo Ecuménico de las Iglesias, en un documento sobre el imperativo de una respuesta efectiva a la urgencia climática, pidió «una financiación responsable con el clima en los asuntos de todos los miembros», para que, a través de los fondos de pensiones, los bancos y otros servicios financieros no nos convirtamos en cómplices de la financiación de las industrias de combustibles fósiles que destruyen el clima.
Publicado en Vatican News