PREGUNTAS DE NIÑOS

Dios quiso salvar y santificar a los hombres, pero no individualmente y aislados unos de otros; por eso el Señor determinó hacer de ellos un pueblo.

Así que en un momento de la historia escogió a un grupo de seres humanos conocidos como hebreos, y los convirtió en pueblo suyo, bajo el nombre de pueblo de Israel, e hizo con ellos una alianza y los fue educando poco a poco y revelándoles su plan de salvación.

Pero todo eso apenas era una preparación para la nueva y definitiva alianza que iba a realizarse por la Sangre de Cristo Jesús, encarnado en ese pueblo. La buena noticia es que en esta nueva alianza quedan convocados todos, es decir, también los que no somos judíos o israelitas. Por eso dice la Escritura: “Ustedes antes no eran su pueblo, pero ahora son pueblo de Dios” (I Pedro 2, 10).

Así que, aunque Dios eligió primero a Israel y no a México o a cualquier otro pueblo o país, no por eso nos debemos sentir mal, ya que somos igual de amados.

Mas el Señor decidió empezar en un lugar concreto, así que eligió a los hebreos, pero no por su grandeza, simpatía u otra cosa sobresaliente, sino más bien por su insignificancia: “Yahveh se ha ligado a ustedes, y los ha elegido, no por ser el más numeroso de todos los pueblos; al contrario, eres el menos numeroso” (Deuteronomio 7, 8).

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 10 de julio de 2022 No. 1409

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